En una plantilla como la que tiene la Diputación, unos 1.200 empleados, es habitual que se registre un flujo constante de bajas y altas de trabajadores, aunque las cifras registradas en los seis primeros meses de este año han hecho saltar todas la alarmas, ya que se han contabilizado 8.952 días de baja por enfermedad común, otras 1.401 por accidente de trabajo y 475 por accidente no laboral. En total 10.828 días con ausencia de trabajadores por estar de baja, sin contar otros 3.322 días con empleados en situación de aislamiento por Covid o los 331 que disfrutaron de períodos de paternidad-maternidad.
«El absentismo laboral sigue creciendo y es preocupante», reconoce Lorenzo Rodríguez, vicepresidente primero de la Diputación y responsable de Personal, quien apunta que en los últimos años el gasto por bajas, «desde que se implantó el abono del cien por cien desde el primer día, matiza, se ha triplicado y supone más de dos millones de euros» para las arcas de la institución por lo que considera que «es necesario tomar medidas», aunque no especifica de qué tipo y cómo se puede frenar esta escalada en el absentismo.
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