Dicen que cuando no hay noticia es en sí una buena noticia, pero para la familia de Lucía del Mazo cada día de espera es un reto de supervivencia. Se acaban de cumplir 5 años y seis meses desde que un conductor ebrio que circulaba a gran velocidad y sin luces, acabó con la vida de su hija, de 22 años, pero la Justicia sigue sin llegar. “Lleva en el Supremo desde mayo del año pasado, pero con las huelgas de funcionarios y otros parones, aquí seguimos esperando”, desespera la madre de la víctima, Alicia Puertas, convencida de que la espera “va para largo”. “Esperaremos lo que tengamos que esperar pero no perdemos la esperanza. A mi hija la mataron y necesitamos que se haga Justicia”.
Sabe que no lo tienen fácil. En primera instancia el Tribunal les sorprendió con una condena de 2 años de cárcel con la puntualización expresa de que no entrara en prisión. La sentencia fue ratificada en apenas 15 días por la Audiencia Provincial. En el auto, la jueza tuvo en consideración que el condenado había pedido perdón, no había riesgo de fuga, había ingresado 60.000 euros en concepto de indemnización y “estaba reinsertado”. “Fue un golpe durísimo para nosotros. ¿Reinsertado? ¿Y qué pasa con mi hija? ¿Es que su vida no vale nada?”, cuestiona con impotencia.
Hoy las esperanzas están puestas en el Tribunal Supremo pero la Fiscalía mantiene la petición de 2 años sin entrar en prisión. “Es algo inaudito. Se supone que la Fiscalía está para defender a la víctima, pero nunca nos ha apoyado. Es vergonzoso”.
Está siendo un proceso muy difícil. “Lo peor fue no poder verle la cara en el juicio. Él sí podía vernos a nosotros pero nosotros no. No sabemos cómo es, qué cara tiene el asesino de mi hija. Me parece súper injusto”.
Aunque hay ratos en los que piensa que no van a conseguir nada, tienen claro que “seguiremos luchando porque es lo único que nos queda. No tenemos nada mejor”.
Su vida se paró el 18 de febrero de 2018. Lucía vivía en Madrid con su pareja y su bebé, pero ese fin de semana fueron a Riaza, desde donde se trasladaron a cenar a Aranda de Duero donde habían quedado con unos amigos. “Ella conducía porque él había tomado dos cervezas en la cena y no quería arriesgar porque iban con la pequeña”, relata.
Circulaban con su turismo Renault Megane por la Avenida Castilla cuando un Porsche Cayenne les arroyó con fuerza a la altura del número 72. El conductor iba ebrio y conducía sin luces y a gran velocidad. Así se refleja en los hechos probados del auto judicial donde se afirma que pese “a estar limitado por los efectos de la ingesta alcohólica”, el conductor del Porsche Cayenne iba además sin luces y “desatendiendo las circunstancias del tráfico” de una vía limitada a 30 Km/h. “Nos les dio tiempo a reaccionar”, lamenta a sabiendas de que dejó sin opción a su hija. “Se la llevaron primero al hospital de Aranda pero como estaba fatal la trasladaron a Burgos. No se pudo hacer nada”.
El impacto se produjo cuando el condenado atravesó un paso sobre-elevado previo a un paso de peatones, sin percatarse de que le precedía el coche de Lucía. El golpe fue tal que desplazó su vehículo 86 metros hasta que colisionó con un árbol de la mediana y una señal de tráfico.
Por su parte, el vehículo del procesado se desvió hacia la derecha y tras el golpe atravesó el carril bici y se subió a la mediana hasta chocar con una farola.
Lucía falleció esa misma noche dejando huérfana a su pequeña que acababa de cumplir 2 años. El bebé sufrió una fractura proximal metafisaria de tibia izquierda sin desplazar, que tardó en curar 85 días. Como secuela le ha quedado una desviación de la pierna fracturada más la pena de quedarse sin su madre.
En cuanto al padre, un joven de 25 años, sufrió cervicalgia y lumbalgia postraumática y tiene estrés postraumático moderado.
Junto al condenado iba un copiloto de 53 años. En la prueba de alcohol el autor del accidente dio positivo con 0,94 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, cuando el límite está en 0,25 mg/l. “Nosotros lo que pedimos es que entre en la cárcel para pagar lo que ha hecho. Nos ha destrozado la vida a todos, solo espero como dice el anuncio de la DGT que al menos él se acuerde de mi hija todos los días que viva”, insiste.
Fuente original: www.elcorreodeburgos.com