El cambio climático es ya una realidad e impone cambios de tendencia en el manejo del campo y del viñedo. “Hoy se buscan tierras donde antaño era impensable plantar”, asegura Alfonso Velasco desde uno de los viñedos que acaba de plantar en la Denominación de Origen Ribera del Duero.
Según explica, a la hora de plantar lo primero que se mira ahora es la altitud. “Los terrenos calizos y a mucha altura son hoy en día los suelos más buscados de la Ribera del Duero”, advierte con la mirada puesta en Soria, que se está convirtiendo en la zona de moda dentro de la Denominación de Origen. “Con sus altas y frías tierras se ha convertido en objeto de deseo, atrayendo a muchas bodegas con inversiones realmente importantes, pero no es la única, en general los páramos que recorren la DO son alternativas muy interesantes”, sostiene.
Y es que, con el cambio climático, el ciclo vegetativo se ha acortado “y nos encontramos con problemas de maduración fenólica (madurez de tanino y antociano en la uva), tardía y no coincidente con la maduración alcohólica”. “Esto provoca uvas con mucho grado de azúcar (alcohol) pero con polifenoles aún verdes”, advierte al recordar que el tradicional frío de septiembre y octubre, ya “no es tanto” y eso provoca desequilibrios. “Sin embargo, en las zonas altas y más frías, la maduración es más lenta y tardía y se compensa el desequilibrio”.
Dicho esto, puntualiza, no hay que perder de vista que la vid no es un cultivo anual sino a largo plazo. “Habrá años que estas cotas altas, las uvas no maduren igual de bien”.
En su caso ha escogido un páramo a 900 metros de altitud en Peñafiel (Valladolid), donde ya posee, con su empresa Bodegas El Inicio, 17 hectáreas. “En 2024 vamos a plantar 15 más”.
Su proyecto se completa en Rueda donde ya cuentan con 23 hectáreas de viñedo 100% ecológico.
Lo primero, una cata de suelos
A la hora de plantar, lo primero es hacer una cata de suelos. “Hay que llevarlo al laboratorio y en función de los resultados se elige el clon y el portainjertos que mejor se adapte al suelo”.
Tirando de calendario, las plantaciones se hacen entre febrero y abril. La primera cosecha llegará como pronto al tercer año.
La amenaza de los corzos
La proliferación de corzos también impone cambios. “El aumento es significativo, sobre todo en el caso de las hembras, que no se pueden cazar, y son una amenaza real y constante. Se comen los tallos en brotación y las uvas en maduración y hacen auténticos destrozos, por eso cada vez hay más viñedos vallados”.
El agua es otro factor muy a tener en cuenta a la hora de plantar. “De cara al futuro va a ser algo determinante en la Ribera del Duero y en toda España”, subraya con la mirada puesta en el año 2022 cuando el país sufrió una sequía brutal y prolongada que afectó a la vid y al resto de cultivos. “Todas las denominaciones de Origen vieron mermada su producción excepto Rueda, que salvó los muebles porque el 80% de sus viñedos están en regadío”, señala.
El riego se convierte en una herramienta a tener en cuenta. “La sequía va a ser un problema estructural”, insiste.
¿Cuánto cuesta plantar 1 hectárea de viñedo?
Una hectárea de regadío y en espaldera, sin contar con ayudas ni coste del suelo, va de los 12.000 a los 18.000 euros. “Estos dos últimos años debido a la subida del material, los viñedos en espaldera se han encarecido de forma notable”, subraya. Si plantas en vaso y en secano, el coste baja mucho. “Podemos hablar de 6.000 euros por hectárea”.
En su caso ha optado por viñedos en espaldera, para favorecer el paso de la vendimia mecanizada, si llega el caso, y el gotero. “En el caso, el gotero es más difícil porque se obstruyen con mayor facilidad”, concluye.
Fuente original: elcorreodeburgos.elmundo.es