Carreteras deniega la instalación de reductores en Barbadillo del Mercado

Harto de que muchos de los vehículos que transitan por la N-234 a su paso por Barbadillo del Mercado no respeten los pasos de peatones ni el límite de 50 kilómetros por hora, su alcalde solicitó la instalación de reductores de velocidad en dos puntos de la travesía para tratar de poner solución a este problema que crea inseguridad entre los vecinos. Cuatro meses después, el regidor ha recibido la respuesta por parte de la Dirección General de la Demarcación de Carreteras del Estado de Castilla y León Oriental y su contenido no ha gustado en la localidad. «Deniegan nuestra petición y alegan que no es conveniente su colocación porque interfieren en las labores de viabilidad invernal con las que se mantiene el buen estado de la carretera», comenta José Antonio Sancho, el alcalde. 

En la carta insisten en que «la instalación de estos reductores de velocidad en la calzada de una carretera nacional a su paso por una localidad que no cuenta con variante es problemático a la hora del paso de los camiones quitanieves». Como solución instalarán «en la mayor brevedad posible» radares pedagógicos (los que informan de la velocidad a la que se transita) en varias de las travesías de la N-234, en concreto en la de Barbadillo del Mercado, con el objetivo de conseguir una velocidad más reducida. «Para mi no es un remedio, quizá el que pase por primera vez haga caso, pero los que lo hagan con frecuencia no, y ojalá me equivoque y sirva, pero no lo creo, pienso que es tirar el dinero, porque solo informan, no sancionan», confiesa el alcalde, que tampoco cree que la construcción de los reductores impida el trabajo de las quitanieves. «Si se echa sal, también se va la nieve», reitera. 

Lo cierto, respecto a los reductores de velocidad, es que estos están instalados en otras carreteras, por ejemplo la CL-117, de Salas de los Infantes a Quintanar de la Sierra, donde nieva más. En este caso la vía es competencia de la Junta de Castilla y León, no del Gobierno, pero la colocación de los mismos no ha impedido que las máquinas trabajen y retiren la nieve. «Si saben donde están y lo hacen con cuidado, no hay problema, porque pueden levantar la pala y pasar», comenta Galo Contreras, alcalde de Castrillo de la Reina, que optó por esta medida en la travesía de su localidad y confiesa que con ella ha conseguido el efecto buscado. 

En relación a lo que supondría la solución real para que aquellos que pasen por Barbadillo pisen el freno Sancho lo tiene claro e insiste: la colocación de estos reductores o de un radar fijo. De momento, según explica, van a esperar a que se instalen estos radares pedagógicos y comprobar si hacen efecto. «Sino, tomaremos otras medidas, incluso manifestarnos», afirma el alcalde, que también se plantea pedir que se coloque un radar fijo. «Hace dos años solicité que la Guardia Civil tuviera más presencia en la travesía con el radar móvil, como sucedía hace años, pero me contestaron que no tenían efectivos suficientes. El siguiente paso podría ser pedir que pongan uno fijo. En los lugares donde hay, funciona, los conductores reducen».

Conseguir que los vehículos cumplan con los límites de velocidad y respeten los pasos de peatones es uno de los caballos de batalla de este alcalde, harto de ver circular a los camiones a 80 kilómetros por hora por la travesía de Barbadillo. «Los peores son los que van cargador de madera. Pasan rápido y es imposible que les de tiempo a frenar. Algunos coches también circulan a gran velocidad», comenta el regidor ante el temor de que tampoco atiendan a la velocidad que marquen estos radares pedagógicos. «¿De qué me sirve que informen si voy a 60, 70 u 80 si no hago caso y no reduzco»?, se pregunta incrédulo ante la medida adoptada por Carreteras. 

Caminos. Por otro lado, durante el pasado mes de octubre, el Ayuntamiento ha ejecutado obras para mejorar dos caminos. Uno de ellos es el que una la localidad con La Revilla, con una inversión de 8.700 euros y financiado con un fondo estatal de ayudas para catástrofes al que concurrió el Consistorio por unas borrascas sucedidas en diciembre del 2019. El otro camino es el del acceso a la ermita de San Juan Bautista, que antes no existía, y donde se han destinado 6.300 euros, concedidos por ser zona de influencia del Parque Natural La Yecla-Sabinares del Arlanza. En este último caso no se ha podido realizar completo, ya que 100 metros forman parte de una zona por donde se desborda el Arlanza y otros 100 están declarados como espacio arqueológico. 



Fuente original: www.diariodeburgos.es