El Festival de Charangas de Poza de la Sal, una experiencia «impresionante»

Algo de mágico tienen. A pie de calle o bajo techo, lo mismo da, su embrujo espontáneo invita a cantar y bailar aunque no apetezca. También transmiten un buen rollo sumamente contagioso. Y de repente, como si nada, la fiesta está requetemontada. De no ser así, Poza de la Sal no seguiría celebrando su Festival Nacional de Charangas. Cada vez más reconocido, in crescendo año tras año. Aparente despiporre con muchas horas de ensayo -y de organización- a cuestas. Alegría en estado puro.

La jornada de este domingo, 30 de abril, prometía por varias razones. Novena edición, una docena de agrupaciones participando en el concurso junto a los valencianos ABDLB (ganadores en 2022) en modo exhibición y grandes expectativas tras congregar a cerca de 9.000 personas el año pasado. El tiempo también acompañaba y, como era de esperar, apenas cabía un alfiler en la plaza Nueva. Un «descontrol», en el buen sentido de la palabra, con el que Marta Puente se topó nada más llegar a Poza a media mañana.

Apenas estuvo un par de horas, lo justo para tomar el vermú y ver el ambiente que se respiraba en el pueblo natal de Félix Rodríguez de la Fuente. Lo mejor, más allá de la música en directo, fue que había «mucho sitio donde aparcar» y que «en la plaza no dejaban entrar con botellas», algo que «se agradece» para evitar incidentes innecesarios en una cita que se preveía multitudinaria y que cumplió con creces dicho objetivo.

La plaza Nueva de Poza, llena hasta la bandera durante el festival.ECB

Tampoco quiso perderse la fiesta Maikel Calvo. Melómano a más no poder, siempre se apunta a un bombardeo y no se lo pensó dos veces a la hora de coger el coche en dirección a Poza desde Aguilar de Campoo (Palencia). Total, que allí estaba a las 11 de la mañana dispuesto a disfrutar de las charangas, «la base de nuestras fiestas», y comprobar cómo han ido «evolucionando» con el paso del tiempo.

La experiencia resultó «fabulosa». En todos los sentidos, aunque lo que más le llamó la atención fue la capacidad de adaptación de los grupos participantes. «Antes tocaban temas típicos de charanga y ahora todo tipo de canciones, desde techno hasta la de Shakira». Por si fuera poco, descubrió una serie de alicientes que enriquecen aún más si cabe el evento. Disfraces, temáticas concretas, shows con bengalas e incluso números teatrales entre los ya clásicos instrumentos de esta fiesta popular apta para (casi) todos gustos y públicos.

Ya desde los primeros compases, quedaba claro que la competición iba a estar reñida. Ponte Una Milnoh (Andalucía), Pintakoda (Aragón), Sin Control (Castilla y León), Gintónica (Castilla-La Mancha), Bsumeta (Cataluña), 69’s Band (Madrid), La Patalea (Valencia), Mauxitxa (Euskadi), Bicoia (Galicia), The Vid Band (Canarias), Steam Brass Band (Murcia) y Goxo (Navarra) se batieron el cobre musicalmente hablando. No en vano, lo que realmente importa en este festival es el espíritu de convivencia que se genera entre los participantes.

A eso de las 6 de la tarde, Maikel se despedía de la villa salinera encantado de la vida. Lo que allí se cocía es «alucinante» y se lo pasó en grande con los «temazos» que interpretó ABDLB. Del mismo modo, pudo constatar que muchas de las charangas están formadas por «gente muy joven» e incluso únicamente por mujeres, como en el caso de Bicoia y Goxo. En definitiva, volvió a casa con un excelente sabor de boca tras asistir a un encuentro «impresionante» que ya se ha consolidado por méritos propios.

Fuente original: www.elcorreodeburgos.com