Los bomberos voluntarios de Salas de los Infantes salieron a apagar el fuego en un roble y acabaron chapurreando inglés con la piloto de un pequeño avión sin motor frente a la fábrica de Kronospan. El destino quiso que ni en uno ni en otro lugar saliera herido más que el orgullo de quienes trataban sin éxito de comunicarse en lengua ajena.
Las alarmas saltaron minutos antes de las 20 horas de ayer, cuando el Servicio de Emergencias 1-1-2 Castilla y León recibió una llamada de aviso de un testigo que había visto caer una avioneta en una explanada cercana a la fábrica de madera que se ubica al pie de la CL-117 (en la salida de Salas hacia Quintanar de la Sierra).
La noticia corrió como la pólvora y como en la zona olía a quemado, pronto se dispararon los rumores y se empezó a pensar en una autentica tragedia, posiblemente vinculada a alguno de los medios aéreos que trabajan en la lucha contra el fuego. Guardias civiles, bomberos y una ambulancia de Sacyl se desplazaron rápidamente al lugar del siniestro, aunque al llegar no daban crédito a lo que allí se encontraron. Ni había tal avioneta ni nadie chamuscado. Era un precioso y estilizado planeador confeccionado en fibra de vidrio y de carbono. Lo de entenderse ya fue otro cantar.
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