El Judas se rinde a Villadiego, en su primer año como Fiesta de Interés Turístico Regional

Con el mismo brío con el que han entrado en la Plaza Mayor de Villadiego, ‘Los Miñones’ se han puesto al micrófono y, como representantes del pueblo llano, han expuesto sus peticiones para el rey. No han dejado palo sin tocar -de la construcción al precio de la luz, sin olvidarse de la libertad sexual- pero las que más han triunfado han sido dos: «Sueldo majo y 300 días de vacaciones» y «Estamos hartos de la espera, que desciendan Madrid y Barça y que suba el Villadiego a Primera». El aplauso, como era de esperar, ha sido más que sonoro, pero ni por esas. Su excelencia no se ha amilanado y ‘Los Miñones’ han anunciado, alto y claro, que no había más opción que la rebelión. Y no la han librado solos, sino en el bando del Judas. La fiesta había comenzado.
Hace veinte años que Villadiego recuperó esta tradición pagana, cuyo origen se vincula a la celebración del equinoccio de primavera. «Con la llegada del cristianismo se adaptó y, aunque se mantuvieron algunos elementos paganos, se vinculó a la Semana Santa», explicaba esta tarde una de las técnicas de Turismo del Ayuntamiento de la localidad, Celia Varona. Así, el protagonismo es para Judas, en recuerdo al discípulo que traicionó a Jesucristo tras la Última Cena, pero el fin de fiesta es la quema del pelele que lo representa y, a la vez, «quemamos todos los males», ha puntualizado el alcalde, Ángel Carretón.
La jornada -declarada en marzo de Interés Turístico Regional- ha ido cogiendo auge gracias a la implicación del pueblo, que se vuelca en la representación y escoge bando sin pudor. Esto es: afines al Judas desde la mañana están ‘Los Cadenas’, cuyo cometido es «armar bulla» y tratar de embaucar al personal para ganar afines en la batalla, en la que luego se les sumarán ‘Los Miñones’, cabreados por la sempiterna negativa del rey a conceder beneficios a la plebe. Del otro lado están las huestes reales:’Los Dragones’, de azul, y ‘Los Granaderos’, de rojo. En tierra de nadie, pero apoyando a todos, la enfermería y la intendencia. Y, por último, el jurado, responsable de ajusticiar al Judas y condenarlo, como siempre, a la hoguera.

Más información este domingo, en la edición impresa de Diario de Burgos.

 



Fuente original: www.diariodeburgos.es