Un año y medio después de publicar su primer libro, el psicólogo Mauro González, natural de la localidad ribereña de Villatuelda, se ha lanzado con su segundo ejemplar. En el primero volcó todo lo que tenía dentro. Ahora, como una semilla, le han surgido nuevas reflexiones, más sosegadas. Cuenta que se ha planteado «aportar un poco de luz» ante los cambios trepidantes que experimenta la sociedad. De ahí que en Sociedad curva (sobre la dificultad de formular el futuro) profundice sobre valores y prácticas que caracterizan a los tiempos actuales: desde el desconcierto a la impaciencia, pasando por la incertidumbre, la irrelevancia de los hechos o la importancia de la credibilidad y la verdad.
Después de 35 años dedicados a la investigación de mercados y a la realización de estudios psicosociales, de marketing y comunicación, González emplea las disciplinas que mejor maneja, es decir, la psicología, la sociología y la filosofía, para tratar de desentrañar lo que se esconde tras la realidad. Uno de los capítulos de su libro gira en torno a la impaciencia. Lamenta que el mundo «está tan acelerado que no somos capaces de controlarlo». A su juicio, hoy apenas hay sosiego, ni reflexión ni tampoco paciencia. Pone varios ejemplos. Desde quienes plantan una viña y quieren que dé uvas a los pocos días, hasta aquellos que enseñan a sus hijos que en 15 días pueden ser «escritores de renombre, haciendo cuatro cosillas, cuando lo que en realidad hay que hacer es estudiar y esforzarse». Al final, añade González, «queremos ir tan rápido que nos saltamos el camino». Pero no sólo eso. El psicólogo también apunta que «prima más el resultado y la apariencia que todo el proceso».
Otro de los capítulos de su libro tiene que ver la vergüenza o, más bien, con el tipo de sociedad que se construye cuando los individuos pierden la vergüenza. Ejemplos, dice, hay por todas partes. Muchos de ellos en la televisión. Tras subrayar que «los desvergonzados llaman más la atención» o que «el escándalo da mucho share», González defiende que «es una forma equivocada de entender los medios» y sostiene que «no nos merecemos una sociedad tan desvergonzada que no tiene respeto por la intimidad de las personas y que lo contamina todo». A su juicio, «hay que poner límites».
Ser más críticos. Frente a todos estos episodios y otros tantos de incertidumbre o tristeza, el psicólogo aboga por «pararnos un poco a reflexionar. Ser un poco más críticos con lo que vemos, leemos y oímos, no ser tan crédulos». Se trata, tal como subraya, de «poner cordura» y evitar que «nos arrastre esta sociedad». Al final, continúa, «el cambio empieza por uno mismo y cada uno podemos parar este sistema que nos desborda».
Fuente original: www.diariodeburgos.es