El Valle al que llama está fuera de cobertura

¿Qué niño no quiere ir al pueblo? Pues hoy en día, aquel que no puede echar una partidita o comunicarse con sus amigos. El chiquillo busca cobertura con la misma ansia que sus padres corrían al buzón para echar las postales en verano. Solo que Correos tenía aquella España llena de bocas amarillas y las compañías de telecomunicaciones dejan esta España vacía, la de los pueblos, para atiborrar la de las grandes ciudades. «Cada año que pasa, tenemos un servicio menos», resume la alcaldesa de Villaquirán de la Puebla, Miriam Delgado. 

Esta localidad se encuentra entre las privilegiadas que disponen de fibra óptica. Paradójicamente, no sirve para atraer a más población, ni siquiera los fines de semana o en verano. Es más, desde que la instalaron, ha contribuido a espantar a los residentes ocasionales, porque con ella se ha ido la única rayita de cobertura que quedaba dentro del casco urbano y nadie va a pagar un servicio todo el año para 15 días en verano, amén de que a los mayores, la banda ancha no les soluciona el problema. No necesitan Netflix, solo llamar al médico (que tampoco viene ya cada semana). Eso no pueden hacerlo si no peregrinan hasta el cruce. Y muchos no ya están para caminatas.

«Me da pena el pueblo, porque se va apagando», lamenta Merche González, oriunda de Villaquirán de la Puebla y residente en Burgos. Decidida a no resignarse, ha impulsado junto a la joven alcaldesa y a Sonia Maté una serie de acciones que, básicamente, pasan por llamar a todas las puertas con capacidad de actuación o de influencia. Aunque para ello tengan que subirse a un alto, literalmente.

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Fuente original: www.diariodeburgos.es