Experiencia y savia nueva para revivir el bar-restaurante del Comunero de Revenga

A la quinta licitación fue la vencida. El bar-restaurante del Comunero de Revenga, cerrado desde 2019, ya tiene quien lleve sus riendas, María del Carmen Jiménez y sus hijos, Saray y Luis Alberto Hernando, de Quintanar de la Sierra. Una mezcla de experiencia y profesionalidad con savia nueva e ilusión con la que pretenden revivir este paraje y devolverle el brillo que lució en el pasado. Las puertas del emblemático establecimiento, rodeado de necrópolis y de la Casa de la Madera, volverán a abrirse este viernes y lo hará a lo grande, con una inauguración desde las 18 horas, con bebidas, tapas y la música del dj Álex Hernández (20.30 h). «Vamos a darle alegría y ponerle muchas ganas para que esto funcione», asegura María del Carmen mientras última los detalles para su reestreno. 

El local arrancará sólo como bar y dentro de unos días, cuando la cocina se termine de instalar, empezará a ofrecer el servicio de restaurante. De esta parte del negocio se encargará Saray, de 22 años, que ha estudiado Cocina y está muy ilusionada por estrenarse en sus fogones. Luis Alberto, de 27 y con formación en Hostelería, se ocupará más de la barra y del comedor. Y supervisando todo María del Carmen, que con 55 años cuenta con una amplia experiencia en el sector, ya que ha trabajado en numerosos hoteles y restaurantes de la comarca. De hecho, el de Revenga le es especialmente conocido, «me lo pateé bien durante 10 años», comenta la mujer en relación a la época en la que estuvo empleada en él, sobre todo en su comedor. 

Afrontan esta nueva etapa alentados por muchas personas con ganas de ver vida de nuevo en el Comunero y ese es su objetivo, que Revenga vuelva a ser el punto de encuentro de serranos y visitantes. «Es un lugar muy bonito que tiene tirón. Se vende solo, únicamente hay que saber llevarlo con un poco de sentido común», comenta la adjudicataria, que afirma que tienen previsto ofrecer menús del día y tapas por la tarde-noche. «Será una cocina casera, tradicional, donde no faltará la morcilla de Burgos o el torrezno de Soria. También tapas clásicas y alguna innovación, pero todo sencillo y que creemos que va a gustar», comenta la mujer, que mantiene que la gestión es familiar, pero que en momentos de mayor afluencia de clientes tendrán que contratar a alguna persona. 

A corto plazo, su intención también es abrir el servicio de albergue, que se dejó de prestar hace más tiempo. Para salvar los escollos legales que no permiten que ahora mismo esté operativo dado que el edificio no cumple con la normativa de accesibilidad, construirá en la planta baja un baño y una habitación adaptada para minusválidos, «de esta forma nos evitamos tener que construir un ascensor, como se había dicho en otras ocasiones», comenta María del Carmen, que ?prevé acometer esta obra pasado el verano. De que todo el mobiliario del albergue esté en condiciones se encargarán desde el propio Comunero, ya que quizá haga falta adquirir colchones nuevos u otros enseres para que esté en las mejores condiciones para recibir a los huéspedes. 

Fue Saray, la pequeña de la familia, quién animó a los demás a que se quedaran con este bar-restaurante. «Mis dos hijos tienen formación en hostelería y en ese momento los tenía en casa, pero se iban a ir a Burgos a trabajar, así que cuando ella lo dijo, me lancé», asegura María Carmen, que estaba al tanto de las diferentes licitaciones, pero no se animó a presentar su oferta hasta que no consideró que las condiciones eran viables. «Ahora, de la inversión para equipar la cocina, se hace cargo el Comunero, que me parece lo más lógico», cuenta la mujer, que ha firmado un contrato de gestión para los próximos tres años con opción a prórroga.



Fuente original: www.diariodeburgos.es