​Los adolescentes abandonados de Aranda. Condenados a deambular por la ciudad por falta de alternativas

Pongamos como ejemplo este fin de semana. 0°C de mínima y 5°C de máxima el viernes y un sábado que todavía será peor, con -1°C de temperatura mínima y tan solo 4°C de máxima. Son las temperaturas que sufrirán los adolescentes y jóvenes de Aranda de Duero, pandillas que sin ninguna alternativa lúdica se ven obligados a deambular por la ciudad durante horas. “Al final no queremos que hagan botellón pero no les damos ninguna alternativa. El Ayuntamiento debería hacer algo ya”, lamenta Rodrigo, un padre con dos hijos de 12 y 14 años.

Lo cierto es que en la actualidad o están apuntados a un club deportivo o no tienen dónde ir. Hasta hace 13 años los jóvenes tenían el centro juvenil de la Caja de Burgos en la plaza Mayor. Allí se hacían actividades y había futbolines, biblioteca y salas de juegos de mesa.  “Los que somos de Aranda lo recordamos con mucho cariño, se realizaban muchísimas actividades: fotografía, teatro, danza, espeleología, salidas, cine, discoteca….”, recuerda Begoña, con la esperanza de que la Caja dé una nueva oportunidad al local. “Era el sitio perfecto para esa edad en la que no eres niño ni mayor”.

La bolera ha sido durante muchos años punto de encuentro para los jóvenes
La bolera ha sido durante muchos años punto de encuentro para los jóvenes

Entonces también contaban con el refugio de la bolera, un espacio con servicio de restaurante y cafetería, que en su primera etapa tenía además una pista de patinaje sobre ruedas en la que no faltaba la música del momento. “Abrimos en 1989, con bolera, pista de patinaje y sala de juegos, con billares, futbolines y también una sala recreativa. Fue una época maravillosa, una locura”, recuerda Maite Mediavilla, la hija de los propietarios y promotores, Marcelo Villavilla y Lolis Ibáñez.

En 1993 realizaron una gran reforma. “Decidimos quitar la pista de patinaje, entre otras cosas porque el Ayuntamiento abrió una para exterior, ahí por el polígono, y dejamos arriba solo el salón de juegos y la sala recreativa”. Años después convirtieron esta zona en un Chiqui park que duró hasta el año 2011.

¿Por qué cerró la bolera?

La bolera era el epicentro de jóvenes los fines de semana, pero también el punto de encuentro de fieles grupos de amigas mayores, que iban a diario, y de familias, los domingos. Pero, entonces ¿por qué cerró? “Entre otras cosas porque estábamos pendientes de hacer una reforma y nos pilló la pandemia. Como vimos que el tema iba para largo decidimos cerrar y ahora ya el coste de la reforma se nos ha disparado porque tendría que ser integral. Es inviable”, lamenta sin perder de vista otros de los grandes problemas que siempre tuvieron: la falta de personal y la actitud de un Ayuntamiento que “solo ha puesto trabas”. “Aranda necesita un sitio así pero no hay subvenciones. El Ayuntamiento debería implicarse”, afirma.

El cierre llegó en 2021 y no fue fácil. “Nos dio muchísima pena. Mi padre no pierde la esperanza, pero reabrir es casi imposible porque necesita una inversión muy fuerte”.

Antigua sala de recreativos de la bolera
Antigua sala de recreativos de la bolera

¿Qué hace el Ayuntamiento?

Por ahora las actividades que promueve el Ayuntamiento de Aranda se limitan al ocio alternativo del patio del colegio Castilla, pero es únicamente para niños de 2º a 6º de Primaria por lo que los adolescentes no tienen acceso.

Tras más diez años de obras interrumpidas, el 7 de marzo del 2022 se inauguraba por fin el Centro de Arte Joven, un espacio ambicioso que pretende convertirse en escenario y epicentro del ocio juvenil. Para ello el Ayuntamiento iba a elaborar un pliego para sacar a contratación la gestión de una agenda, que se ajustase a los gustos de los jóvenes, con conciertos, obras de teatro y otras actividades, pero todavía no está hecho, ni tampoco hay fecha en el horizonte.

La falta de actividades del centro de Arte Joven se une una Concejalía de Juventud que desde que se mudó a su nueva ubicación, en la Bajada del Molino, sigue cerrada a los jóvenes. Ni hace actividades ni tiene operativa siquiera la sala de ordenadores. Tampoco se sabe nada de lo que quieren hacer con la Casa de la Juventud de la Avenida del Ferial. Era un espacio muy utilizado por los adolescentes. Vivió varias reformas importantes pero ahora nadie sabe en qué se convertirá.

Mientras, los jóvenes insisten: “necesitamos opciones que nos encajen, un sitio con música, juegos, donde podamos estar y no congelarnos”, urge un grupo de niñas de 14 años.

Fuente original: elcorreodeburgos.elmundo.es