Pinares, elegida por segunda vez por la ‘Fundación Bas van de Goor’

Medio centenar de personas, amantes del deporte de la bicicleta de montaña, han elegido la comarca de Pinares durante el pasado mes de junio para recorrerla con objetivo muy saludable: realizar un desafío con diabetes, la enfermedad nexo de unión entre todos los participantes, la mayor parte de ellos procedentes de Holanda y llegados de la mano de la ‘Fundación Bas van de Goor’ que organiza este tipo de rutas por todo el mundo y que en esta ocasión les ha llevado a tierras pinariegas.

Se trata del segundo año consecutivo que evía ferrata ste grupo elige esta zona para realizar sus desafíos. Una decisión tomada por las importantes rutas e impresionantes paisajes de esta zona, pero en la que mucho ha tenido que ver la orientación realizada por parte del endocrino soriano Alberto Díez, que les aconseja en el manejo de su enfermedad encima de la bicicleta. “Por cuestiones de organización tuvimos que limitar la participación a 50 personas, 27 de ellas holandesas, y el resto españoles, todos relacionados directamente con la diabetes. También tuvimos la suerte de contar con unos pocos participantes de Soria”, explica Díez.

El reto constó de seis etapas, aunque las dos últimas se desarrollaron en El Bierzo, donde la fundación holandesa tiene ya un estrecho vínculo desde hace más de 5 años, con la construcción de su propia ruta periurbana, la Senda de Bas, lo que la ha desplazado a Santiago y ha convertido a Ponferrada en el destino final de todos sus peregrinajes por España. 

“Respecto a las etapas de Soria, no pudieron ser más espectaculares. El primer día, fuimos desde el Molino Ranero de Cabrejas del Pinar hasta Calatañazor, pasando por la Fuentona. El segundo, hicimos un precioso recorrido circular desde Duruelo de la Sierra para mostrarles Castroviejo, la Vía Ferrrata, Cueva Serena. Quedaron realmente fascinados con lo que vieron. La tercera etapa fue, sin duda, la reina, ya que cumplimos el objetivo de coronar en grupo los Picos de Urbión, subiendo por escarpados senderos desde el parking de la laguna negra, bajando luego hasta Castroviejo por la Senda del Duero. Como colofón, nos despedimos de Soria atravesando el Cañón del Río Lobos, sin apenas sitio en las retinas para las nuevas y sorprendentes vistas, porque aún no acababan de procesarse las de los días anteriores. La organización fue perfecta, gracias a la colaboración desinteresada de mis amigos de Salduero y Duruelo de la Sierra y a la hospitalidad de Eric, que ha hecho del Hostal San Martín de Molinos de Duero nuestra segunda casa”, concluye Alberto Díez.

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