Santa Eufemia se viste de oro

Pocas veces la restauración de una obra de arte ha suscitado tanta emoción como la que sienten los apenas 10 vecinos del pequeño pueblo de Terradillos de Sedano que están siguiendo paso a paso el trabajo que el equipo de profesionales de la empresa Fénix Conservación está llevando a cabo en el taller del Palacio de Huérmeces, donde la estructura y las imágenes que conforman el retablo mayor de su iglesia se despliegan por las mesas de trabajo donde Mercedes, María del Mar, Celia, Sara y Rebeca, que integran el equipo de restauración, se afanan en su recuperación, con especial mimo ante lo delicado de su estado. 

Ya son varias las veces, en apenas dos meses que llevan trabajando, que se han acercado los vecinos al taller; algunos no han podido evitar las lágrimas y alguna de las mujeres hasta ha llegado a decir que ya se puede morir tranquila al ver que la joya de su templo y de su pueblo está salvada, comenta Óscar García, gerente de Fénix Conservación y carpintero especializado. Han sido tantas décadas viendo el retablo pintado de llamativos colores que nada tienen que ver con la policromía original, y de contemplar el deterioro del armazón, hasta casi pudrirse, y las impresionantes imágenes que le conforman, que seguir las labor de ‘cirugía’ a que está siendo sometido todo el conjunto artístico es como una obligación contraída tras el éxito de la campaña de micromecenazgo impulsada por la Asociación Cultural Santa Eufemia, que ya espera impaciente que pasen estos meses para que el retablo regrese con la primavera a ocupar su lugar. En el templo espera también la propia imagen de la titular del retablo, una talla que no ha viajado a Huérmeces porque ya fue objeto de restauración hace 20 años. Esta imagen -que es la original- se ubica ahora la derecha del retablo, pero volverá a instalarse en el lugar que le corresponde ocupar como titular que es del mismo.

De autor anónimo, aunque por sus características bien podría ser de la escuela de Siloé, el retablo es una joya datada en la segunda mitad del siglo XVI, de estilo renacentista plateresco. El paso del tiempo y su apenas conservación ha sido implacable y el estado del mismo presentaba graves problemas estructurales, incrementados por las condiciones de humedades y cambios bruscos de temperaturas que han provocado la acción de los xilófagos debilitando e incluso haciendo desaparecer muchos de los elementos del conjunto artístico. A la acción de la climatología se suman las capas de pintura que se han dado, rematadas en colores azulones y rojizos que ocultan los tonos originales de las tallas y las pinturas. Además, muchas de las piezas estaban desencajadas de su ubicación original, tanto por los desajustes provocados por el paso del tiempo, como por efecto de la carcoma. La desaparición de molduras y de elementos que sustentan la estructura y roturas en los relieves ha sido frecuente. De hecho, el desmontaje se ha tenido que hacer con sumo cuidado porque «muchas piezas se desmigajan».

Mercedes Chico, responsable de ejecución y jefa de equipo, explica que el retablo tiene hasta dos capas de repintado e, incluso, en algunas partes, una policromía barroca del siglo XVIII. Además, algunos detalles de la arquitectura se cubrieron de yeso. Chico reconoce que tienen por delante un ingente trabajo, pero los resultados tras un mes de desinfección, tratamientos preventivos, limpieza, retirada de los repintes y tratamientos realizados en muchas de las piezas en las que se trabaja, son espectaculares, al aflorar la policromía original, los estofados, los oros y platas corladas y los variados temples. Donde no se podrá recuperar esa policromía es en buena parte de las columnas estriadas, que las picaron para convertirlas en lisas, con lo que se volvieron a estucar con otras policromías nuevas. En el resto de piezas, explica la responsable de la restauración, se están recuperando en su mayor parte, poniendo de manifiesto su gran valor artístico.

Chico reconoce que policromía y madera son los mayores problemas. Esta es de nogal y una vez que ha sido atacada por el xilógafo, es muy complicado consolidarla porque no genera dureza resistente. Tal es así que se están haciendo injertos de madera y trabajos de carpintería con reconstrucción de algunas decoraciones, molduras y estructuras. El objetivo final es devolver la unidad a la obra utilizando los materiales y técnicas compatibles con las originales, y evitar falsificaciones.

El retablo, colocado sobre un bancal de piedra, consta de predela y sobre esta dos cuerpos rematados por un ático. El cuerpo se divide en tres calles formadas por relieves separados por columnas.



Fuente original: www.diariodeburgos.es