Una Sierra luminosa como en pocos finales de octubre ha despedido con cariño a sus pastores trashumantes. Recupera la fiesta Tolbaños de Arriba y mantiene una tradición en la que se vuelca todo el pueblo, gracias a las asociaciones El Salterio y La Piña, a la junta vecinal de esta pedanía del Valle de Valdelaguna, y a la colaboración de no pocos voluntarios.
Los calderetes no se han dejado enfriar en toda la mañana. Tras preparar las migas pastoriles con las que ha arrancado la mañana, los cocineros se han puesto manos a la obra con el frite (cordero), que junto a unas sopas de ajo desgustan más de un centenar de personas en la comida organizada en el Toril. En el pueblo, con un molino y un lavadero recuperados con primor, se ha podido aprender cómo se lavaba la lana en el río o sentarse en un pupitre de los de aquellas multitudinarias escuelas, así como escuchar los cantos tradicionales del folclore castellano.
A Tolbaños han llegado visitantes llegados de Barbadillo del Mercado, Salas de los Infantes, Neila, Madrid… en un día radiente y de inicio del puente de Todos los Santos. Las ovejas, un poco revoltosas, al final han acabado en el redil gracias a la buena mano de Marino Olave, ganadero en activo, y de otros ya jubilados y en su día trashumantes, como los hermanos Desiderio y José Serrano, mientras un precioso coro de voces femeninas, acompañadas a la gaita por Diego Serrano y al tambor por su hijo, despedían a los pastores trashumantes, recordando cómo madres y abuelas afrontaban este momento que marcaba el inicio de un largo invierno, pero también la esperanza de una primavera próspera.
Dos mujeres vestidas con los trajes de serranas observan el paso del rebaño, guiado por Marino Olave. – Foto: P.C.P.
Esta tarde, a partir de las 19 horas, en la Iglesia, concierto de CastellanAs (Blanca Altable y María San Miguel) para cerrar esta bonita tradición.
Fuente original: www.diariodeburgos.es