En octubre del 2007 se inauguró la variante de la N-234 a su paso por Salas de los Infantes. Han pasado 17 años desde entonces. Más difícil de cuantificar son las veces que se ha actuado durante estas casi dos décadas en los 4 kilómetros de circunvalación para parchear unos baches que responden a un problema de base, tal y como denuncia públicamente Máximo Abad Elvira, propietario de una finca junto a esta carretera. «El proyecto inicial recogía que se construiría sobre pilares, no sobre un talud, como finalmente se hizo», afirma este vecino, que asegura que esta forma de ejecución de la carretera genera también un efecto presa y provoca que su parcela se «pase meses inundada».
Lo cierto es que en cuanto llueve un poco fuerte o varios días seguidos, la finca queda embalsada. «La tierra chupa el agua que tiene que chupar, el resto se queda ahí durante semanas, como si fuera una bañera, porque no tiene salida hacia abajo, ya que está la carretera y se queda retenida», lamenta el hombre, que asegura que «contar con esa finca es como no disponer de nada». Ahora tiene plantados chopos, pero mantiene que se ha «gastado un dinero para nada» y que se le «acabarán pudriendo» porque la parcela se pasa semanas anegada. «¿Y qué otra cosa puedo sembrar ahí? ¿Cereal? Mucho menos, porque la tierra está inundada dos o tres meses al año», añade.
El propietario de la parcela explica que estos años pasados, aun habiendo sequía, cuando llovía varios días seguidos, se encharcaba entera. «El día de Reyes del año pasado el agua llegó a una altura de un metro dentro de una caseta que tengo para guardar los aperos. Pude salvar la mula mecánica», relata Máximo Abad, que piensa que si le hicieran una zanja desde su finca hasta un arroyo podría solventar este problema.
Lo que tiene un arreglo más complicado, por el montante económico que supone, es el arreglo integral de la circunvalación, cuya reparación se va dilatando en el tiempo al no terminar de encontrar financiación en los presupuestos del Ministerio de Transporte. «No sé como en su día el Ayuntamiento de Salas permitió que se ejecutara así. Al provocar el talud ese efecto presa la tierra sobre la que se asienta la carretera está húmeda mucho tiempo, por lo tanto blanda. Eso hace que se hunda el firme y aparezcan esos socavones». El hombre detalla que algunos metros de esa circunvalación, los que justo están sobre el caudal del río Arlanza, «sí se ejecutaron sobre bases de hormigón, por eso tienen menos baches».
Arreglo. Máximo Abad considera que si se optó por ese método para construir la variante, al menos se hubiera tenido que sanear la base con un sistema de alcantarillado que permitiera la evacuación del agua de lluvia. «Mientras no se haga ese saneamiento, el hundimiento de la vía va a continuar», afirma el hombre, que ha expuesto el problema al responsable de la Demarcación de Carreteras del Estado. «Me dijo que tenían confianza en que se pudiera realizar ese arreglo integral, pero que estaba a la espera de poder contar con financiación».
Mientras, los conductores que transitan por esta carretera que comunica Burgos con Soria sufren de un tramo sembrado de baches y socavones, 4 kilómetros en los que literalmente se bota, y en los que se pide a los conductores, a través de numerosas señales, precaución y reducir la velocidad debido al lamentable estado de la vía.
Esta variante necesita 6,5 millones de euros para volverse a construir prácticamente de cero. Hace un año, el Ministerio aseguraba que se encontraba muy avanzado el proyecto para ofrecer una «solución integral y definitiva» a los problemas que presenta prácticamente desde su inauguración y que pasa por diseñar «un nuevo sistema de drenaje subterráneo y superficial, que garantice la salida del agua a fin de evitar la aparición de irregularidades y deformaciones», además de cambiar todo el asfalto.
Fuente original: www.diariodeburgos.es