Arqueología adaptada a los más pequeños en el pueblo burgalés de Hortigüela

Existe un vacío de información en los estudios arqueológicos del valle del Arlanza. Una especie de agujero negro impide conocer qué ocurrió con nuestros antecesores desde que hace 40.000 años los neandertales que se refugiaron en la península convivieron con los recién llegados homo sapiens, hasta que comenzó la revolución neolítica hace 6.000.

Para arrojar luz en el asunto, el equipo de investigación Durius de la Universidad de Valladolid, liderado por Policarpo Sánchez, lleva trabajando todo el mes de julio en el entorno de Hortigüela. Y para evitar que los hallazgos sean propiedad exclusiva de los expertos, realizó ayer una jornada de puertas abiertas. 

Inicialmente iba a tener lugar en el yacimiento del Abrigo del Estillín, pero debido al riesgo por altas temperaturas se suspendió la visita y se trasladó el evento al ayuntamiento, donde se impartió una charla divulgativa sobre los periodos de cambio en la prehistoria y se realizó un taller de cerámica. Los más pequeños del pueblo crearon un vaso del neolítico con la ayuda de los arqueólogos, e incluso se unió a la actividad un grupo de campamentos procedente de Madrid. 

«El objetivo es intentar ver qué pasa con el poblamiento en este tramo del valle entre los 40.000 y los 6.000 años», comenta Policarpo Sánchez, que este año ha fichado para la campaña al catedrático de prehistoria Manuel Rojo. La simbiosis de estos investigadores tiene su origen en 2017, cuando Sánchez comenzó a excavar en Cueva Millán en busca de vestigios del Paleolítico Medio y de los últimos neandertales de la península ibérica. 

Pero al adentrarse en el Abrigo del Estillín, se topó con restos de una época más reciente. Los sondeos iniciales indicaban la existencia de un establo del año 3.600 a.C., evidencia de seres humanos que ya no recolectaban y cazaban, sino que producían mediante la agricultura y la ganadería. Así que se puso en contacto con Manuel Rojo, uno de los mayores especialistas del Neolítico.

«En Hortigüela probablemente tenemos los restos de la primera domesticación que llega a la península», asegura el profesor Rojo. Inició la semana pasada las excavaciones en el Abrigo del Estillín, realizando un avance de un metro de potencia estratigráfica. Entre los hallazgos más importantes se han obtenido restos de ciervos y ovejas que podrían extender la datación al 5.300 a.C., muy poco después de que llegaran al sur de Europa los primeros ganaderos. 

Por lo tanto, este yacimiento es el confín occidental de todo un proceso de innovaciones llegadas desde Oriente. «Explica un cambio sustancial en la mente del ser humano y en su relación con la naturaleza», afirma Rojo, que comenzará próximamente las comprobaciones para saber si esos habitantes estaban en el aprisco de forma permanente o era un establecimiento estacional. «Tendríamos evidencia de otra gran revolución, la revolución urbana de los primeros asentamientos», añade. 

Hoja de ruta. Actualmente, seis personas realizan el trabajo de campo en Cueva Millán y el Abrigo del Estillín, y esta semana empiezan las excavaciones en Cueva de la Ermita. Dentro de las investigaciones de la época más antigua, lideradas por Sánchez, se ha extendido el sondeo inicial de 2 metros cuadrados a una cata de 6 metros, de la que se está obteniendo gran diversidad de materiales arqueológicos que retroceden 2.000 años el inicio del Paleolítico Superior. 

Por otro lado, el profesor Rojo se propone avanzar hacia sedimentos con industrias más antiguas. «Nos gustaría obtener cronologías de contacto entre los cazadores-recolectores y los ganaderos», afirma. 
Detrás de ellos, un equipo de 17 especialistas de diferentes universidades analiza los hallazgos. Sánchez adelanta que están a punto de publicar los resultados obtenidos entre 2017 y 2019 y pone grandes expectativas en los descubrimientos de esta última campaña. «Van a ser investigaciones de alto impacto, a nivel arqueológico aportan mucha información sobre momentos críticos de la evolución humana», asegura. 

De cumplir su objetivo, el entorno de Hortigüela se convertiría en un yacimiento clave para ampliar y explicar los periodos transicionales del ser humano, tanto en el escenario de coexistencia de los neandertales y los homo sapiens como de los primeros sedentarios. 



Fuente original: www.diariodeburgos.es