Pese a la lucha vecinal, la tramitación para la puesta en marcha de las dos plantas de biometano y biogás en Milagros avanza. Mientras el proyecto de Five Energy aguarda la resolución de las más de 900 alegaciones, la conversión de la planta de purines de Iberdrola a una de biometano, que pasará a gestionar Kepler, abre hoy el periodo de exposición pública.
Su previsible apertura ha abierto una brecha sin precedentes entre la mayoría de los vecinos, unidos en una plataforma reivindicativa, y una corporación que, pese a las críticas, defiende las bondades de la actividad.
Ambas instalaciones estarán a 700 metros de distancia una de la otra. Los vecinos no esconden su preocupación, tanto por los olores como por el riesgo de fugas y el peligro que supondrá el paso continuo de camiones: 19 diarios en Five Energy y 48 en la de Iberdrola. “En este último caso, estamos hablando de seis camiones a la hora”, rechaza la portavoz vecinal, Aurora Vilariño, consciente de que no solo afecta a la localidad de Milagros. “40 camiones pasarán a diario por Fuentespina, 7 por Fuentelcésped y 5 por Campillo de Aranda. Es una barbaridad; con calles pequeñas, el peligro es evidente”, advierte.
Por ello, insisten en el llamamiento: “Solicitamos a las autoridades locales y regionales que reconsideren la instalación de estas plantas, teniendo en cuenta no solo el impacto económico, sino también las posibles consecuencias medioambientales y sociales para Milagros y los municipios vecinos”.
Sin embargo, la postura del alcalde y de la corporación es bien distinta. Según explicó la semana pasada el propio primer edil en este periódico, la puesta en marcha de ambas empresas revitalizará un polígono que lleva años sin crecer y beneficiará a Milagros, ya que además de los impuestos, esperan una aportación para la restauración de la casona de Vela Zanetti, el proyecto más ambicioso. “No hay nada ilegal; si lo hubiera, la Junta lo echaría para atrás”, argumentaba Pedro Luis Miguel Gil, mientras dejaba claro que él no decide. “Que yo dimita no va a cambiar nada. La decisión de que abra o no, no depende del alcalde ni del Ayuntamiento; depende únicamente de la Junta de Castilla y León”, zanjaba.
Aunque el alcalde defiende que la llegada de estas empresas contribuirá a mejorar el futuro del municipio, los vecinos insisten: “No estamos en contra del desarrollo, pero exigimos que se realice de forma sostenible y transparente”. En su opinión, la falta de estudios independientes y evaluaciones técnicas sobre el impacto ambiental y social de estas plantas de biogás, “sumado al aumento del tráfico pesado que afectará a los pueblos vecinos, genera incertidumbre y malestar”. “La instalación de la planta de Five Bioenergy en el polígono industrial y la reconversión de la planta de Iberdrola se han llevado a cabo sin una adecuada consulta y participación de la comunidad”, lamentan desde la plataforma, sorprendidos además por la actitud de un alcalde que “más que el diálogo, busca la confrontación”. “El otro día le pregunté por qué había permitido la venta y me llamó ‘boba’”, relata Aurora Vilariño.
Por otro lado, aunque el regidor defiende la venta del terreno a Five Bioenergy como una medida para revitalizar el polígono industrial y generar ingresos municipales, los vecinos advierten de que la falta de comunicación y transparencia en el proceso “ha abierto una brecha significativa entre la administración local y los habitantes”. “La comunidad merece un proceso de toma de decisiones que sea inclusivo, basado en datos y que evalúe de manera exhaustiva los posibles riesgos y beneficios de estos proyectos”.
La agrupación de vecinos que se ha formado para paralizar ambos proyectos participó el pasado sábado, 14 de septiembre, en la manifestación que se había convocado en Madrid contra “la implantación de macrogranjas y macrofábricas como las plantas de biogás”. “La concentración reunió a 2.000 personas, de pueblos y comunidades afectadas que ya están sufriendo las consecuencias de la instalación de estas macrofábricas, como problemas de olores, contaminación y otros impactos negativos en la calidad de vida”, argumentan, convencidos de que “es un problema nacional que va más allá de Milagros, afectando a numerosas localidades que comparten nuestras preocupaciones y experiencias”.
Fuente original: www.elcorreodeburgos.com