cultivar la tierra para mejorar el vino y el mundo

Cuidar la tierra para proteger el cultivo y mejorar el mundo. Es la filosofía de la agricultura biodinámica que sigue la finca Torremilanos, en pleno corazón de la denominación de Origen Ribera del Duero.

Según explica el director de calidad de la bodega Torremilanos, Ricardo Peñalba, la agricultura biodinámica, que acaba de cumplir 100 años, parte de las bases antroposóficas de Rudolf Steiner [1861-1925] y es la antesala de la agricultura orgánica. “Nuestro objetivo es resintonizar la tierra con el entorno natural”, sostiene Peñalba.

La teoría llevada a la práctica se traduce es un tipo de agricultura que se caracteriza por emplear los recursos propios de la naturaleza de manera responsable, evitando cualquier sustancia química, fertilizantes, pesticidas o compuestos tóxicos y artificiales. “Trabajamos para tener un suelo vivo, estructurado y más fértil”, señala.

Según las teorías de Steiner, en su libro ‘La Filosofía de la Libertad’, la relación fundamental de la mente humana con el mundo no es dualista, sino participativa. “El hombre debe ejercer como el maestro de orquesta en un concepto de interacción circular y autosuficiente, entre la tierra, las plantas, los animales y los humanos”, resume Peñalba.

La finca Torremilanos cuenta con 200 hectáreas de viñedo en el término de Aranda de Duero (Burgos) que se encuentran en el margen sur del rio Duero a una altitud aproximada de 800 a 900 metros. “Aquí practicamos una agricultura de secano cultivando los viñedos sin herbicidas ni insecticidas y siguiendo los criterios de la agricultura biodinámica. Nos consideramos ‘Artesanos de la tierra’ practicando agricultura 100% ecológica y biodinámica”.

La prioridad es fortalecer el suelo. “Cuando vitalizas la tierra, vitalizas el cultivo y eso beneficia también al animal que come ese cultivo y al hombre que se alimenta de ese cultivo y de ese animal”, argumenta convencido de que los humanos tienen que cambiar su actitud en la Historia. “El hombre es una especie de parásito que va esquilmando la naturaleza”, lamenta a sabiendas de que el suelo está cada vez más empobrecido.

Pero, ¿Cómo se traslada la filosofía biodinámica a pie de campo? Para empezar, él aboga por un viñedo más integrado en el paisaje que comparta espacio con árboles y fauna.

Con el fin de tener un suelo bien estructurado, trabajan con cubiertas vegetales sembradas y espontáneas que enraízan en el subsuelo permitiendo la entrada de aire y, por tanto “nos permiten tener más suelos más vivos, con hongos, bacterias, insectos y lombrices”. “Estas cubiertas aportan materia orgánica que la vida del suelo sabe transformar en sales minerales para alimentar las plantas”, detalla.

En su opinión, tras dos años y medio de intensa sequía, ahora se pasa al extremo contrario con una vitalidad excesiva. “Siempre es mejor que sobre que falte pero este exceso de humedad puede generar otras complicaciones”, advierte.

Compost

Al huir de los abonos sintéticos, el compost adquiere una relevancia especial con elementos clave como estiércol animal, principalmente de ovejas, y plantas, consideradas medicinales, como la ortiga, el diente de león, la manzanilla, la corteza de roble, la milenrama, la cola de caballo y la valeriana. “Son preparados que se hacen con un año de anterioridad, normalmente en primavera-verano y se dejan fermentar bajo tierra y luego en función del preparado se echa en otoño o en invierno”.

Con estas mezclas artesanales se vitaliza la tierra, mejora la fertilidad, se estimulan las defensas de las cepas y se regula la presencia de hongos.

En su finca utilizan ocho tipos diferentes de preparados biodinámicos. Cada uno tiene una función: incrementar la actividad de los organismos del suelo (preparado número 500); estimular la actividad de las hojas (501), activar los procesos del azufre y el potasio (502); estabilizar el nitrógeno (503); promover la estructura y fertilidad (504), prevenir enfermedades (505); concentrar el ácido silícico (506) o prevenir heladas (507). “Ahora por ejemplo que hay un exceso de humedad ayudamos al viñedo a prevenir los hongos con el preparado 508, que es el resultado de un hervido de tallos de cola de caballo, y la verdad es que está funcionando bien. He estado estos dos últimos días de observación y por ahora todo va bien”.

Y eso que no está siendo un año nada fácil. “Necesitábamos mucho la lluvia pero hemos tenido de todo: helada, pedrisco… en nuestro caso la helada no afectó tanto, como la del año pasado que arrasó el 40% del viñedo, pero el granizo ha hecho este año mucho daño. Por inclemencias meteorológicas este año estamos en daños superiores al 50%”, termina convencido de que la biodinámica es una solución con presente y futuro.

Fuente original: www.elcorreodeburgos.com