El Arroyal – exposicion 27 Julio

Experiencia mágica en El Arroyal

EXPOSICIÓN INÉDITA. Juan Castrillo, que ha vivido como er itaño durante quince días en la ermita de la Virgen del Arroyal, realizará una exposición en este lugar a partir del 27 de julio. En ella incluirá su obra escrita, documentos históricos e imágenes religiosas antiguas.

En pleno siglo XXI, cuando el individualismo se confunde con lo común, Juan Castrillo recuerda que el amor está en uno mismo no en las acciones realizadas. Este hombre, nacido hace ya 86 años en Palacios de la Sierra, habla desde la ermita de la Virgen del Arroyal, donde durante quince días vive como ermitaño, hasta mañana sabado.

Juan Castrillo ha pisado firme en el camino de la vida y no ha perdido detalle en todo el viaje. Su biografía es digna de un sabio, pero su más preciada experiencia la aprendió viviendo. Reside en Madrid desde hace 50 años y asegura que “le debo todo a Madrid”, aunque se autoproclama ‘cidiano’ (del Cid), como característica castellana sinónimo de nobleza y tesón y no renuncia a sus raíces, bien enterradas en tierras palancianas.

Fue vicerrector del centro universitario Claret de Madrid, profesor de filosofía, literatura, latín, religión y sociología. Ha viajado a muchos rincones del mundo, ha estudiado, investigado… Juan nunca ha dejado de aprender ni de enseñar. Ahora ha querido mostrar a todos la importancia de lugares como la ermita de la Virgen del Arroyal.

“Este lugar es mágico. La Naturaleza y la fé se unen. Estoy seguro de que en este lugar, antes de la ermita había algún templo visigodo, romano e incluso los druidas vendrían aquí. La magia, la fé, ha perdurado aquí. Hay que arreglar esta ermita y promocionarla para que la gente pueda disfrutar de ella”, desea Juan.

“Vine de ermitaño para darle gracias a la Virgen, a esta preciosa -se le llena la boca de emoción- madre, mediadora de Cristo, el proyecto de amor de Dios”, cuenta Juan con dulzura. Se ve asomar por su espalda, por la puerta abierta de la ermita, caras de vecinos que subieron a visitar el templo. Al hablar, Juan Castrillo es un imán a cuya atracción pocos pueden resistirse. Poco importa si habla de historia, de Dios o de la condición humana. En su boca todo se vuelve interesante.

Es por esto que no pasa ni un día solo. Vecinos de Pinares acuden hasta este lugar, al que Juan Castrillo va cada día andando pues “no me dejaron dormir aquí ya que la casa no reúne las condiciones”. Nadie tiene prisa por irse cuando lo conocen.

Este devoto de la Virgen, “me viene de mi madre” dice, habla de amor y de humanidad, de solidaridad y comprensión, y escribe. Es un autor entregado al que no se le resisten las palabras: más de 13 obras de distinta índole (historia, teología, poesía…) y otras 14 en marcha. Entre estas obras destaca Juan los Boletines-Cartas Abiertas que utiliza como “conexión con mi pueblo. Me animaron a investigar y lo hice hasta conseguir la carta fundacional del Señorío de Salas. Hasta llegar a ella tuve que investigar mucho, y fui publicándolo en estos boletines para mantener informado al pueblo y ahora quiero recopilar toda la historia de Palacios, desde la prehistoria hasta la desamortización de 1850. Me han picado en el amor propio”, ríe finalmente Juan.

Todas sus obras han destacado y ha recibido numerosos premios, algo que es capaz de contar sin que se aviste soberbia alguna en él. Tradujo del latín la obra sobre Derecho Público de Antonius Perecius, escribió sobre Juan XXIII, además de colaborar con varias publicaciones nacionales y extranjeras, entre otros muchos trabajos.

Para este polifacético ermitaño del siglo XXI, su obra culminará con “Opción ilusionante” un trabajoso escrito sobre Jesús que será sin duda una de las grandes aportaciones realizadas al cristianismo desde este país.

Es estremadamente emotivo el libro de poemas “Dolor de Luz” que escribió en homenaje a las víctimas del 11 -M, a quienes cedió los beneficios de la primera edición de la obra. “Nos podía haber tocado a cualquiera pues esta es la realidad actual. Es por eso que pienso que son los Cristos de hoy. Han muerto por todos nosotros”, culmina al hablar del fatídico día.

Para Juan la poesía es, por sombroso que parezca, una forma de expresarse con libertad sin herir sensibilidades ni entrar en conflictos externos que poco le importan a él. Así, es de recibo destacar su último poema referido al estado en el que se encuentra la ermita: una reivindicación hecha desde el amor.

Por este mismo sendero quiere Juan conseguir poner en valor el templo de la Virgen del Arroyal. “El día 27 de julio inauguro una exposición, aquí en la ermita, dónde presentaré mis obras escritas, agunas imágenes y figuras religiosas, así como los documentos que he ido recabando de mis investigaciones sobre Palacios, el Señorío de Salas, el apellido Velasco, el Juicio de Residencia, etc”, explica este nuevo ermitaño, quién sigue asombrándose al mirar a la Virgen tallada en piedra rojiza que descansa sobre la puerta de entrada de la ermita, ubicada hacia el sur, como matiza Juan. “Os espero a todos aquí, con la Virgen del Arroyal”.

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