¿Es posible tener una ganadería sin nave y sin piensos? La respuesta es sí. “La ganadería regenerativa da una oportunidad sobre todo a la gente joven porque no requiere mucha inversión”, explica Andrés Gómez Cuadrado.
En su caso tiene un rebaño de 130 vacas en el pueblo de Zael (Burgos) con su amigo y socio, Mario Hernando. No tienen nave ni granja, solo pagan la tasa de pastos y rastrojeras que les permite pastar durante todo el año y aplicar la ganadería regenerativa gracias al pastoreo con cercado eléctrico. Los beneficios, defiende, son muchos, tanto para ellos, porque supone un ahorro claro en piensos, combustible y maquinaria, como para sus animales y el suelo donde pastan.
Pero, ¿Qué es la ganadería regenerativa? Es un sistema que busca recuperar la fertilidad de los suelos y restaurar los ciclos de nutrientes y energía. Además contribuye a un mejor mantenimiento del agua frente a la sequía y permite una mejor convivencia con la fauna silvestre. La puesta en práctica cobra forma con un pastoreo rotacional planeado, que sin duda beneficia a los animales, sean vacas u ovejas. “Aquí están siempre en el campo”, apunta.
Si bien es un concepto beneficioso para el medio y para el bolsillo del ganadero, también hay que tener en cuenta que es más exigente que la ganadería tradicional. “Nosotros hacemos una especie de mapa de pastoreo de tal forma que los animales solo pasan una vez al año por cada zona. Aprovechamos las tierras de barbecho, las rastrojeras y las que no se cultivan… Es fácil pero laborioso porque hay que delimitar cada día cada parcela y retirar la anterior, y eso son postes, cableado y tiempo…”, enumera.
Ellos suelen tardan unas tres horas en desmantelar la parcela anterior, crear la nueva con hilos eléctricos y desplazar a las vacas. “Aquí estamos en zona cerealista. Yo soy ingeniero agrícola y estoy especializado en agroecología. Comencé asesorando ganaderos pero este modelo me apasiona tanto que decidí dejarlo todo”.
El ahorro es claro. “Aquí da igual que suba el precio del forraje porque en alimento apenas tengo costes, como mucho mil euros al año para la paja”, señala a sabiendas de que con la agricultura regenerativa al pasar solo una vez al año por cada parcela, siempre hay hierba disponible. “Este año al llover tanto, hay tal densidad que vamos con un mes de retraso en comparación con el año pasado”.
El tamaño de las parcelas es variable en función de la cantidad de hierba disponible. “Con el pastoreo intensivo el suelo acumula mejor la materia orgánica y es como una esponja para acumular agua. Al final son tierras más fértiles”, subraya.
A diferencia de la ganadería tradicional donde los terneros van al matadero cuando cumplen un año y medio, aquí se crían hasta que son novillos con 3 años. Además para este sistema se requieren razas específicas. “Aquí tenemos un cruce de raza Asturiana de la montaña con la raza Angus, que es la que da más capacidad de adaptación y eso se ve en la carne que llega al mercado: no tiene nada que ver con la carne tradicional, ni nutricionalmente ni de sabor porque esta es carne de terneras que solo han comido leche y pasto; nunca han comido pienso”.
El rebaño pasta en grupo. “En Granja Zael las madres pastan con los terneros, el semental y bueyes, que también tenemos”, detalla sin olvidar el final del proceso. “Trabajamos con carniceros de Burgos pero después nos encargamos nosotros de la venta al consumidor final. Por ahora estamos sacando dos o tres animales cada dos meses pero la idea es en un futuro sacar un par de ellos al mes”.
Collares
Andrés y Mario trabajan con el veterinario Gonzalo Palomo, de la empresa Actyva Sociedad Cooperativa. Él es el responsable del departamento de Innovación y formación. “Este sistema es tan eficaz porque transforma la celulosa en recursos como leche, lana o carne, en el caso de rumiantes como vacas, cabras u ovejas”, argumenta al recordar que la ganadería tradicional cada vez se mueve menos y está suponiendo un problema de desertificación.
Pero lo cierto es que la realidad de la España Vaciada se impone: menos vacas, menos ovejas y menos personas en los pueblos para trabajar en la ganadería y en la agricultura. “Las cercas eléctricas son una buena herramienta para mover el ganado sin tener que estar todo el día pastoreando, pero hay otras alternativas que van a revolucionar el sector como los collares virtuales, que delimitan la extensión de movimiento de los animales, por lo que no hace falta vallar nada”.
Según concreta, “si los animales se alejan del perímetro reciben un aviso auditivo y si se alejan más un pequeño pulso eléctrico”, termina mientras deja claro que es un proceso validado por la Unión Europea y que cumple la Ley de Bienestar animal. “En el campo no hay varitas mágicas pero cada ganadería debe ir cogiendo las herramientas que le ayuden a obtener una mayor rentabilidad porque solo si el campo es rentable tendrá futuro”.
Ambos han participado este fin de semana en el curso ‘Ganadería Autóctona y Sostenible’ organizado por la Fundación Oxígeno en La Sequera y Adrada de Haza (Burgos).
Fuente original: www.elcorreodeburgos.com