Las máquinas vuelven a trabajar en la presa de Castrovido. Diez meses después de que un accidente laboral se saldara con la muerte de cuatro trabajadores, el Juzgado de Salas de los Infantes ha autorizado la reanudación de los trabajos que se paralizaron en el escenario del dramático siniestro, una vez que ya se ha recibido el informe pericial técnico emitido por la Universidad de Cantabria. A partir de ayer, la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) ya puede continuar con la ejecución de esta infraestructura, que reconoce necesaria por su capacidad para combatir la sequía en una zona, que, como en el actual ejercicio, es, en ocasiones, víctima de la escasez.
En octubre de 2012 la tragedia arrasó con la presa de Castrovido. Cuatro empleados fallecieron cuando realizaban el encofrado y una cubeta de hormigón calló sobre ellos. Las obras se pararon de forma inmediata y desde entonces la CHD ha aguardado a que se procediera a las investigaciones necesarias que y a que legara la decisión judicial que permitiera seguir adelante. El lunes fue el día en el que esta resolución llegó, según informaron a ABC fuentes de la Confederación.
Lo primero será trabajar en el blondín, la estructura para el transporte del hormigón. Esta actuación exige una labor minuciosa, ya que fue precisamente este mecanismo el que falló el día del accidente laboral, cuando un presunto defecto desencadenó que se cayera la cuba de hormigón y sepultara a los trabajadores.
Tres semanas de montaje
Se calcula que esta labor podría llevar en torno a unas tres o cuatro semanas. Una vez concluida se procederá con el hormigonado. Si las obras siguen el ritmo esperado se prevé que en el año 2014 estén concluidas y no será hasta el ejercicio siguiente, el 2015, cuando comience a funcionar la infraestructura
Así, sin tiempo que perder, en la jornada de ayer tras el desprecintado de la zona la Confederación se puso manos a la obra, consciente de la necesidad de avanzar en la presa burgalesa, que ha sufrido eternas demoras a causa de modificaciones del proyecto y distintos avatares políticos.
La suplica por que esta infraestructura funcione se remontan al siglo pasado, cuando en torno a los años veinte, los vecinos comenzaron a reclamar una solución a los constantes desbordamientos del cauce del río que causaban perjuicio a sus tierras. Aunque la petición es centenaria, no sería hasta 2004 cuando se colocó la primera piedra de esta presa, que no sólo serviría para regular el Arlanza y evitar las avenidas, sino que además aumentaría la posibilidad de reservas hidráulicas de la zona. Con ella se abastecerá a 30.000 habitantes de la cuenca baja y a 6.000 hectáreas de regadío, y se aseguraba el caudal ecológico mínimo aguas abajo. Entonces, la previsión de puesta en marcha fue 2007.
Pese a la necesidad, esta infraestructura anhelada, topó a partir de entonces con un sinfín de obstáculos, fundamentados, sobre todo, en la entrada en juego de una nueva política ambiental por parte del recién llegado Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Un nuevo rumbo que obligó a modificar el proyecto en vistas a reducir su impacto ambiental. Los cambios fueros sustanciales. Se pasó de una capacidad de 67 hectómetros cúbicos a 44, y de una cota de 1.053 a 1.032 metros. Todo ello, llevó a que el presupuesto se duplicara, y superará los 150 millones de euros.
Ya con el nuevo proyecto, las máquinas comenzaron a funcionar y a dar forma a esta infraestructura en el enclave burgalés hasta que se registrará el año pasado la tragedia, que todavía está presente en la zona. La CHD asume ahora la necesidad de encarar el futuro y avanzar en Castrovido, y lo hace tal y como había previsto en el mes de julio, poder trabajar antes de que lleguen las bajas temperaturas.
fuente: ABC