Celada de la Torre ha dejado de ser un paraíso para las aves esteparias, en especial para el aguilucho cenizo. «Ni siquiera han comenzado a funcionar los molinos y ya se han ido todas de aquí. Ha sido una desbandada total», lamenta Óscar, un vecino, que alerta de esta grave consecuencia medioambiental.
Este es uno de los muchos reveses que están suponiendo la construcción del parque eólico Miravete en esta pedanía del Valle de las Navas, del que ya se han instalado 4 torres ante el desespero e impotencia de un vecindario que desde el principio se ha opuesto a la iniciativa. A tal punto ha llegado el asunto que defenderán su postura en los tribunales por considerar supuestas irregularidades en el proceso administrativo.
Esta huida de especies protegidas en busca de un nuevo lugar donde refugiarse no ha cogido por sorpresa a nadie, y eso que las aspas todavía no han empezado a girar. Técnicos de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León reconocían en el texto en el que se autorizaba el parque que su construcción iba a suponer «una elevada mortandad de aves protegidas y en peligro de extinción así como de quirópteros». A pesar de este aviso, como recuerda el vecino, «el parque eólico se autorizó por considerar que no tenía ninguna afección para el Medio Ambiente». Tampoco se tuvo en cuenta la postura del Procurador del Común, que aconsejó no construirlo.
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