La cesta, la navaja y el permiso. Este último se sumó hace años a la lista de imprescindibles para los recolectores en una jornada micológica por la provincia, y lo es cada vez más, la superficie acotada asciende ya al 51% de los montes de utilidad pública, el 11,5% del total del suelo burgalés. Quedan pequeños reductos libres para los aficionados a la micología, pero cada vez menos, de hecho, Quintanar de la Sierra y Palacios de la Sierra, dos de los que hasta ahora resistían y no habían acotado la recolección en sus términos, están terminando de tramitar su adhesión al Coto Micológico Pinares de Urbión, siendo las dos primeras localidades burgalesas entre las sorianas Duruelo, Covaleda, Molinos, Vinuesa, Salduero y Montenegro de Cameros.
Burgos es la provincia de la región con un mayor número de cotos, 71, según datos de la Junta de Castilla y León, que cifra en 240 el total de la comunidad autónoma. En hectáreas, también es la que ofrece una mayor superficie regulada, 164.275. Y es que el 50% del suelo burgalés es considerado como potencial productor de setas, «que son todos los terrenos forestales, es decir, la mitad de la provincia», cifran desde la Junta. Entre ellos hay terrenos privados o públicos, y no en todos se dan el mismo tipo de setas ni del mismo valor o calidad.
Las comarcas con mayor tradición y valor comercial son la zona de Pinares, los montes de la Sierra de la Demanda, los del entorno de Medina de Pomar y Valle de Losa y los bosques de frondosas del norte de la provincia, como Monte Hijedo, espacios, en su gran mayoría ya regulados, de hecho, desde la Junta matizan que en los últimos años se han «estabilizado las áreas acotadas siendo principalmente las tramitaciones que se llevan a cabo procesos de renovación».
Sin embargo, existen localidades que están tramitando la regulación de parte de sus montes. Son el caso de Quintanar y de Palacios, las dos grandes excepciones de Sierra hasta ahora, que han decidido sumar sus hectáreas a las del Coto Pinares de Urbión, ya que la recolección es gratuita para sus empadronados, como explican desde ambos ayuntamientos.
En Palacios, su alcaldesa, Raquel Munguía, reconoce que el asunto de la regulación micológica formaba parte de su programa electoral. «Mucha gente venía aquí a recolectar porque estaba libre y ya era un problema», manifiesta la regidora, que convocó a los vecinos para plantearles tres opciones: la regulación propia, sumarse al proyecto Myas o hacerlo a Pinares de Urbión. «Los que asistieron votaron en mayoría a la tercera. A los empadronados no se les cobra, y eso los vecinos los valoran, de alguna forma se compensa el hecho de vivir en el pueblo».
Munguía también valora de esa asociación micológica el proyecto de revertir en el propio territorio lo recaudado con la venta de permisos y licencias, un asunto que igualmente consideran interesante en el consistorio de Quintanar, donde ya han aprobado en pleno su adhesión a este coto. «La iniciativa es más interesante y ambiciosa, porque no sólo se habla de regular la recolección, sino de un plan de turismo y gastronomía en torno a la micología», expresa el concejal paco Ucero, satisfecho de poder dar solución a un asunto que se estaba dilatando en el tiempo en la villa serrana.
Para Raquel Munguía, el ideal, como ya planteó en la Mancomundiad Alta Sierra de Pinares, era que el coto micológico hubiera coincidido con los integrantes de la misma, ya que todos presentan montes próximos y colindantes, pero cada municipio había optado ya por otra regulación. Mientras Neila y Vilviestre del Pinar tienen su propio coto, Regumiel y Canicosa se sumaron al Parque Micológico Montes de Soria. Castrillo de la Reina, también de esta mancomunidad, tiene libre su término, ya que no tiene bosques y la producción se limita casi a setas de cardo. «Sí está regulada parte de Ledanías», detalla Galo Contreras, su alcalde, en relación a los territorios que comparten, entre otras, con Salas de los Infantes o Hacinas.
Junto con el de caza. En Santa Cruz de Juarros, su alcalde, José Luis García, tiene previsto sacar a concurso de forma conjunta los aprovechamientos cinegéticos y micológicos, como ya hizo en el 2019 el Ayuntamiento de Villasur de Herreros. Será a partir del 2025, cuando venza el actual contrato del coto de caza. «Se especificará que la recolecta será gratuita para los empadronados y a un bajo precio para los vinculados, luego será el adjudicatario quien se encargue de gestionar sus permisos», explica García.
También está tramitando su propio coto de setas Rabanera del Pinar, después de haberse salido del Coto Pinares Sur de Burgos, donde están, entre otros, Hontoria del Pinar o Huerta de Rey, y del que fue uno de los pueblos iniciales.
Fuente original: www.diariodeburgos.es