Ganaderos atribuyen el descenso de producción al incremento de ataques de lobo. En la comarca se podrán cazar tres ejemplares esta temporada. El Plan de Gestión del lobo de la Junta lleva dos años en marcha y trabaja por conciliar ganadería y caza con la protección de esta especie
Un ganadero de Vilviestre ha sufrido siete ataques de lobo en lo que va de año. Aunque reconocen que la junta paga bien y rápido los daños quieren otra solución.
Ajeno a toda la polémica, el lobo deambula por los montes de la comarca para gozo de los conservacionistas y algunos atrevidos cazadores y para desazón de la mayoría de los ganaderos. Desde hace dos años, la Junta de Castilla y León desarrolla el Plan de Conservación y Gestión del lobo en la región, que intenta acercar posturas y aunar esfuerzos por mantener la especie y, a la vez, minimizar los daños que este animal puedan ocasionar. El aullido de un lobo provoca muchas y muy diferentes sensaciones.
“Este año he sufrido siete ataques de lobo, incluso estando yo vigilando las ovejas. Llevo un mes día y noche con ellas. Son diez años los que llevo conviviendo con los ataques de lobo y son muy, muy listos”, cuenta Roberto Martín, de Vilviestre del Pinar. Este ganadero ovino es tajante en cuanto a las soluciones: “a mí no me vale que me paguen las ovejas, a mi me importan mis animales más que el dinero. A los ganaderos jóvenes les engaña la Administración porque le pagan las ovejas, si lo pagaran ellos de su bolsillo las cosas serían diferentes, seguro. Si quieren lobos que los lleven a un sitio donde beneficie al 85 por cien de la población y no al revés, como ocurre aquí”. Para Roberto Martín no hay medidas preventivas que valgan con el lobo. No hay conciliación entre la ganadería y la conservación la especie en la comarca. Destacar que el lobo está protegido en el Sur del río Duero y es un animal cinegético en el Norte del cauce.
“Deberían preguntar al ganadero. Llegas y te encuentras un montón de ovejas muertas. Te pagan los cadáveres que encuentras pero hay muchos que no se ven. A mí me mataron en Neila 12 lechazos y dejaron malheridas a dos ovejas y no hubo rastro de los lechazos. No hay justificación a esto, cada vez son menos los ganaderos aquí”.
Este ganadero pasa las noches custodiando a las ovejas para evitar que los lobos se acerquen. Esta es la visión de una de las partes que entran directamente en conflicto con la política de protección del lobo ibérico de Castilla y León.
En el servicio del Medio Natural de la consejería de Medio Ambiente, su coordinador Ignacio Molina, se reconoce sabedor de que el principal problema es el de la conciliación de todas las partes. Explica que se centran en las medidas preventivas contra los ataques: perros de custodia, en 2009 la Junta entregó veinte mastines a ganaderos y las vallas protectoras, la consejeria repartió más de 600.000 euros en ayudas para vallados y mejoras similares. Además de las ayudas por daños a los ganaderos que suelen suponer unos 200.000 euros al año. Otra de las formas de compatibilización de las actividades ganaderas y la protección del lobo es la de la regulación de los ejemplares a través de la caza.
Así, cuando se suceden diferentes ataques se puede solicitar un permiso para capturar un ejemplar. También durante la temporada de caza mayor se otorgan permisos, por comarcas. Este año, en la comarca de Pinares y la Sierra de la Demanda se han concedido un cupo total de cuatro ejemplares, tres en la franja burgalesa y uno en la soriana.
Sin embargo, cazar a un lobo no es tarea sencilla. Desde Palacios de la Sierra, el club de cazadores locales recuerda que “nos suelen dar permiso para cazar dos lobos, pero este año no nos ha llegado nada todavía. El lobo se caza sin perros y con muchos ojeadores. Hace muchos años se hizo una batida entre tres pueblos, Palacios, Hontoria y Rabanera, éramos más de 100 personas. Ahora es más complicado y se suelen matar por sorpresa, te los cruzas y aprovechas. No es una caza cómoda ni divertida, se hace por necesidad porque, además, donde hay lobos baja la población de jabalí y corzo que suelen ser los ejemplares que se demandan para cazar”.
Los deportistas cinegéticos se muestran más favorables a las opiniones de los ganaderos ya que “antes de que aparecieran tantos lobos, a finales de los noventa, habían más de veinte cabañas ganaderasy ahora quedan cuatro. Aunque paguen los daños es duro trabajar así. Prefieren vender a los animales a que se los maten, que se las paguen no es solución”. Roberto Martín, el ganadero de Vilviestre también ha participado en batidas para capturar lobos. “Ya no las pedimos batidas desde hace tres años porque no los cazábamos y no es una solución al problema”. Pero no es igual en toda la Comunidad, en Zamora por ejemplo, la captura del lobo es una de las prácticas cinegéticas preferidas, sobre todo entre los americanos.
Atractivo turístico. Desde la Junta, Ignacio Molina discrepa de estas opiniones puesto que “la ganadería extensiva (animales sueltos por el monte) está disminuyendo por problemas de mercado. El lobo puede ser un factor condicionante en algunos casos, pero no es el motivo. Lo complicado de este conflicto social, que el lobo genera, es acercar posturas. Desde aquí queremos conservar la especie y evitar en lo posible los daños que pueda ocasionar. La caza nos parece una práctica efectiva para mantener las poblaciones de lobos y, además, de estos animales se pueden generar reclamos turísticos y con ellos potenciar las economías rurales”.
Un ejemplo de esto es el futuro centro temático del lobo en Robledo de Sanabria que espera atraer a miles de visitantes tras su apertura el próximo año.
Molina alude a la necesidad de que los ganaderos se acojan a las diferentes medidas preventivas para evitar los ataques, “en Portugal si no has tomado medidas no te pagan los animales muertos”. Añade desde Medio Ambiente que “seguimos trabajando para aunar opiniones y encontrar un equilibrio entre todos los agentes implicados, incluso la comunidad científica. Para ello contamos con el comité de seguimiento, un foro de gestión global en el que se representan a todas las partes para debatir cómo afrontar el conflicto”.
Para los conservacionistas el censo de lobos está sobredimensionado
Se puede decir que una de las labores de la Junta de Castilla y León es la de mediadora. Entre las opiniones de ganaderos y cazadores y la de los conservacionistas emerge la ejecución del Plan de Gestión del lobo del gobierno regional. Desde la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico aseguran que el censo que realiza la Junta está “sobredimensionado. Por eso solo se ejecuta el 36% de los permisos de caza. Quieren matar más lobos de los que hay en realidad”, dice el presidente de la entidad, Alberto Fernández a este periódico. Según Ascel “hacen el censo antes de que paran las hembras y dan por hecho las crías que van a tener. Los únicos censos fiables son los que se hacen cada 10 años y desde el último, según datos de la Junta, se ha duplicado la población. Eso ocurre, por ejemplo en la zona de Pinares donde se duplica el número real de manadas”.
Desde la consejería de Medio Ambiente, el coordinador de Medio Natural, Ignacio Molina, explica, ajeno a estas declaraciones, que “se preve hacer un censo decenal, pero ahora se hacen estimaciones de las manadas que es el método más usado en España desde hace 15 años. Se hace a partir del censo regional del 2001 y se infravalora en un 20 por ciente la población real . Se miden manadas seguras (las que se han visto con crías) y las probables (hay indicios pero no se han visto)”. Este año se han contabilizado 130 mandas seguras y 58 probables en la Comunidad.
Una de las últimas pruebas aportadas por Asc el para demostrar que hay “una guerra abierta en contra del lobo” es la investigación apoyada en diversos análisis de excrementos en Burgos y Álava que revelan que sólo un tercio de la dieta del lobo está compuesta de carne de oveja, por lo que atribuyen los ataques a perros salvajes. Por su parte, Molina asevera que si antes el 40 por cien de los ataques eran protagonizados por perros, en la actualidad el 70 por cien es de lobo.
“Los informes que se realizan son de mucha confianza. Además de la experiencia de los propios agentes medioambientales se están realizando cursos de formación y asesoramiento al respecto”, comentan desde Medio Ambiente. Se miran los indicios: pelos, huellas y excrementos, entre otras cosas para determinar la autoría del ataque. Una vez confirmado se da parte al seguro que cubre el coste menor a 1.500 euros de forma rápida, o a la Administración o propietario del coto en otros casos específicos.
Un problema real para el servicio medioambiental regional es el de la caza ilegal de lobos y su muerte por accidente, que supone el 40 por cien de su mortandad total. “Creemos que la caza controlada puede ser una medida preventiva efectiva, pero se rebaja el número de ejemplares por las muertes de lobos incidentales (capturados ilícitamente)”, subraya Molina.
fuente: LVP