Mecerreyes se viste de gala para celebrar su tradicional ‘Gallo de Carnaval’ este domingo

Como la mayoría de las tradiciones burlescas y de mascaradas celebradas antaño durante los días de carnaval en nuestros pueblos, la realizada en Mecerreyes también se perdió durante los convulsos años previos y posteriores a la Guerra Civil. Sin embargo, un grupo de vecinos de la localidad guileta se desvivieron por volver a celebrar esos rituales y, poco a poco, desde la vuelta de esta tradición en los años 80, la fiesta ha cogido impulso siendo actualmente reconocida como una de las ricas de la cultura provincial burgalesa.

La dinámica de esta ‘fiesta del gallo’ comienza en las primeras horas del domingo con uno de los denominadores comunes en  todas estas mascaradas: la petición de aguinaldos por parte de los jóvenes y mozos del pueblo buscando pagarse la merienda. Sin embargo, pasada la una de la tarde, con el final de la misa, las calles de Mecerreyes se llenan de vecinos disfrazados a la antigua usanza, representando a seres monstruosos en los que se reflejan los miedos del más allá y las pesadillas de los más pequeños. En estos pasacalles, cuyo nombre autóctono es el de ‘carnavaladas o zarramacadas’ pasean alrededor de 70 vecinos totalmente tapados con pieles, ataviados con máscaras y otros objetos, siempre intentando asustar a los transeúntes.

CORRIDA DEL GALLO
El más conocido de los actos que se realiza en este Carnaval de Mecerreyes es la ‘Corrida del Gallo’. En resumen, se trata de un ritual en el que vecinos y visitantes tratan de capturar esta valiosa ave  portada por uno de los niños de la localidad, que vestido con sus mejores galas hace la función de ‘Rey’.

Pero para entender en profundidad este rito pagano en el que participa todo el pueblo hay que explicar la importancia de otros personajes como el Zarramaco, que es un mozo que ayudado de un palo rajado -llamado ‘tarrañuela’- encargándose de proteger el gallo. Cuidando que se respete la tradición y las normas están los Alguaciles que, con su capa castellana y su sombrero, organizan las carreras. La parte musical de esta tradición la ponen los dulzaineros y los danzantes, que son quienes con sus coplas y pasos bailan mientras los jóvenes se lanzan a conseguir el gallo.

Después de las carreras se realiza el ‘Entierro del gallo’ en una de las eras cercanas al municipio donde el niño debe encontrar el gallo con los ojos tapados. Al finalizar la fiesta se subasta el ave llegándose a pagar cientos de euros por dicho gallo que únicamente es un animal real en los pasacalles, cambiándose por uno de trapo durante las corridas, evitando así producirle heridas.
 

RECUPERADA EN LOS 80
Esta fiesta de raíces paganas, pero con un origen desconocido, recuerda a costumbres previas a la llegada de los romanos a la Península Ibérica. En Mecerreyes se llevaba celebrando siglos hasta los que en los años 30 la guerra acabó con la costumbre. Casi 50 años después Jesús González y Salvador Alonso, dos vecinos de la localidad guileta, recogieron testimonios de los más mayores, plasmando en papel las tradiciones carnavalescas que realizaron en su juventud y que entre las décadas de los 80 y 90 se volvieron a implantar.

Tan importante es esta fiesta para Mecerreyes que en 2019 abrieron un museo donde se explica la historia detalladamente y donde se pueden ver lo trajes y disfraces que se utilizan en las mascaradas. Todos ellos muy antiguos y realizados con elementos de desechos propios de las profesiones de sus antiguos portadores.

Fuente original: www.tuvozenpinares.com