Rutas del Vino de España premia al Museo de los Aromas por su compromiso con la accesibilidad

El Museo de los Aromas de Santa Cruz de la Salceda (Burgos) está de enhorabuena. Acaba de recibir el ‘Premio al Impulso del Enoturismo Inclusivo’ en los galardones que organiza Rutas del Vino de España, un reconocimiento que pone en valor a las mejores iniciativas vinculadas con el turismo relacionado con el vino. “Estamos muy agradecidos. En 2017 ya tuvimos una mención especial, pero este año hemos ganado el premio y estamos orgullosos. El museo ha hecho un esfuerzo importante para ser accesible y abierto, y en este empeño seguiremos trabajando”, afirma la gerente, Nuria Leal.

En la Ribera del Duero es la segunda vez que un socio de la Ruta gana este premio, que primero destacó el compromiso de Autocares Bayo. En esta ocasión, el jurado distingue la apuesta del Museo de los Aromas con un recorrido pensado tanto para personas con movilidad reducida como para invidentes y personas con problemas de audición o sordas. “Tenemos audio-guías específicas y también códigos QR con lengua de signos”, anima sin olvidar el ascensor que posibilita el acceso a la planta superior.

Pero lo cierto es que su historia no ha sido sencilla. Se inauguró en mayo de 2012 tras una inversión de cerca de 300.000 euros, en la que fue determinante el respaldo de la Sociedad de Desarrollo Rural ‘Proder’ y la Sociedad para el Desarrollo de la provincia de Burgos (Sodebur), que aportaron a la construcción, 130.000 y 30.000 euros, respectivamente. La apertura contó, además, con el apoyo de la ONCE, que tradujo al braille toda la documentación expositiva. Lo habían logrado. «Hemos hecho de algo pequeño algo grande», destacaba su primera gerente, Concha Vargas.

Imagen de los Premios EnoturismoRuta del Vino

El objetivo era claro: convertir este espacio museístico y en principio de investigación, único en España y Europa, en un referente a nivel nacional e internacional. Ponía, además, en el mapa turístico a Santa Cruz de la Salceda, un pueblo de 136 habitantes, en plena Ribera del Duero. Sin embargo, la apertura no pudo mantenerse en el tiempo. La falta de ayudas públicas y de inversores privados obligó a echar el cierre en septiembre de 2014.

Segunda oportunidad gracias a la iniciatia privada

Tras varios intentos fallidos por reubicarlo en otras ciudades, como Aranda de Duero, donde se descartó, el museo vivió, en marzo de 2017, su reinauguración gracias al empeño de Nuria Leal, que regenta, además, la Posada de las Baronas, separada a unos metros de distancia del museo. “Cuando abrí el hotel restaurante, lo hice en gran parte incentivada por las sinergias que podría crear con el Museo de los Aromas, y la verdad es que el cierre, apenas 6 meses después de mi apertura, supuso un duro golpe. Cuando vi que la única opción de que siguiese abierto era que lo cogiese yo, decidí dar el paso, aunque económicamente es todo un reto”, admite, convencida de que la administración debería implicarse más. “A día de hoy, menos el alquiler y la luz, que los asume el Ayuntamiento como propietario, no tenemos ninguna ayuda pública”.

El museo, advertimos, es maravilloso y uno de los pocos en los que se puede tocar y jugar. Dispuesto como una casa, cada estancia invita a vivir una experiencia olfativa distinta, a través de curiosidades y retos.

El recorrido comienza en una acogedora cocina de tonos azulados, donde una mesa redonda induce a participar en un divertido desafío de reconocimiento de olores cotidianos, como el chocolate, la mantequilla o la leche. En la biblioteca aguarda, entre aromas de violeta, rosa y jazmín, un cómodo sillón en el que se pueden escuchar datos tan sorprendentes como que una mariposa puede detectar con su olfato a una pareja a 12 kilómetros de distancia, mientras que la tercera sala anima a tocar, jugar, sentir e imaginar, con un juego de olores de perfumes y un pequeño espacio que, a través de un soporte audiovisual, recoge los recuerdos olfativos de algunos vecinos del pueblo.

En pleno corazón de Ribera del Duero, el vino no podía faltar, con un juego que enseña a diferenciar las principales variedades de uva. “Es un espacio vivo, práctico y divertido. Por eso siempre insistimos a los colegios para que incluyan esta experiencia en su calendario. Todos los que vienen salen encantados y más sabios”, apremia.

La tarifa general tiene un precio de 6,50 euros, pero hay descuentos para grupos a partir de 12 personas, personas con discapacidad y niños con edades comprendidas entre los 6 y los 12 años. Todos ellos tienen una tarifa rebajada a 5 euros. Los menores de cinco años tienen además acceso gratuito.

Fuente original: www.elcorreodeburgos.com