Eran como las siete y media de la tarde del martes cuando el cielo de Neila se torno negro, señal inequívoca de que se había enfadado y amenazaba con descargar rayos y truenos. Y así fue, en algo más de una hora se abrió y tiró agua de forma torrencial, convirtiendo a las calles en auténticos ríos, pero además, durante unos 20 minutos, cayó granizo del tamaño de pelotas de ping-pong.
El chaparrón y la fuerte granizada, acompañado de aparato eléctrico, han tenido sus efectos negativos en, al menos, una docena de casas, las más antiguas de la villa que tienen teja vieja sin ningún aislantes, por lo que se el agua se fue colando hasta llegar a las habitaciones de los pisos superiores dejando colchas, mantas y colchones empapados. También entró bastante agua en otras viviendas que tienen la entrada a ras de la calle. Así lo cuenta Emilio Medel, ex-teniente de alcalde y propietario de un establecimiento rural que nos dice que una de las viviendas más afectadas fue la de su madre que tuvo que pasarse a dormir a su casa y que ayer sacaba al sol los colchones y tenía que limpiar la casa. Tarea en la que también se entretuvieron ayer otros muchos vecinos, como el joven matrimonio formado por Rosario y Benjamín que, con sus dos hijos, se trasladaron a dormir a casa de los abuelos. Pasada el aguacero, algunos vecinos tuvieron que sacar de las casas el agua con cubos.
Afortunadamente, dice Emilio, no hubo ninguna desgracia personal. Él mismo, con su hija de 7 años, su mujer y unos amigos, estaban a esa hora en el campo. Tuvieron que refugiarse en la caseta conocida como ‘el dólar’ hasta que pasó la tormenta. La que más miedo pasó fue la niña, pero al resguardarse y ver al resto de los mayores tranquilos, se fue calmando, «pero es que daba auténtico miedo», dice Emilio, que añade que la carretera de La Solana se inundó.
Tampoco se libraron de la fuerte tormenta las huertas de los vecinos que, con tanto mimo, han venido cuidando y de las que empezaban a recoger las primeras verduras. Prácticamente todas se han visto afectadas y han quedado arrasadas lechugas y las plantas de tomates, pimientos y demás verduras y hortalizas.
También las calles de Neila han sufrido algunos daños menores, al arrastrar el agua cantos y piedras que ayer se amontonaban en los lugares más bajos y protegidos.
Lo cierto es que con miedo o sin él, los vecinos de Neila no se quedaron de brazos cruzados. Detrás de las ventanas, en patios o asomados a las puertas, sacaron el móvil e inmortalizaron la tormenta, tanto en fotos como en vídeos. A la velocidad del rayo, como los que estaban cayendo en Neila, comenzaron a circular vía whatsapp o mail, por medio país, y ciertamente, los vídeos resultan impresionantes, con el agua bajando por las calles torrencialmente queriéndose llevar por delante todo lo que encontrara a su paso.
fuente: DB