Alcalde de Palacios de la Sierra y profesor de alemán en la Escuela de Idiomas

Como muchos jóvenes de la zona, el primer contacto de Julio Munguía con el mundo laboral fue en un aserradero durante las vacaciones estivales.

El alcalde de Palacios y profesor titular de Alemán de la Escuela de Idiomas recuerda sus dos meses en el aserradero Maderas Marcos como una experiencia dura, pero que le sirvió para conocerse mejor y, con dieciséis años, valorar más lo que tenía. «Fue un verano muy caluroso, me tocó separar tablón en La Palomera y lo recuerdo como uno de los trabajos más duros que jamas he realizado, pero me sirvió de mucho, aprendí a trabajar y me dio fuerzas para seguir estudiando y esforzarme, ya que hasta ese momento no me había dado cuenta de que lo que costaba conseguir las cosas», afirma.

Aún conserva el recuerdo de como trabajaban los empleados del aserradero «y no se quejaban por el cansancio, pero yo llegaba reventado a casa. Me acuerdo de Goyo Marcos, que llevaba la máquina y nos echaba los sermones; de Primitivo, siempre sonriente, y de Mediavilla, el encargado». Su primera nómina fue de unas veinte mil pesetas del año 1985, pero confiesa que ese primer empleo le sirvió sobre todo para mejorar su expediente académico, aprobar el Bachillerato e ir a la universidad. Durante los siete veranos siguientes también trabajo, pero cambió la dureza del aserradero por un puesto menos sacrificado : camarero detrás de la barra del bar de las piscinas municipales. «Era un trabajo más llevadero, cobraba mejor, aprendí mucho de Merche y María Jesús, que llevaban el negocio y, además, me permitió conocer mejor a la gente de Palacios», afirma Munguía, que nació y vivió en Alemania hasta los trece años.

«Guardo recuerdos muy buenos de esos veranos y lo que había que hacer durante el curso era espabilar, no suspender ninguna asignatura para tener el verano libre y poder trabajar, aunque también salíamos de fiesta y nos desmadrábamos», señala Munguía, quien también recuerda que en más de una Semana Santa trabajó como peón de albañil, «además de ayudar a mi padre, que tenía ovejas, a segar o esquilar, aunque ese trabajo no era remunerado».

Después llegaron las clases particulares, se licenció en Filología Inglesa y Alemana, encontró su primer trabajo en la Universidad de Valladolid, empleo que compaginaba con el Círculo Hispano-Germánico, y aprobó las oposiciones que le llevaron cuatro años a Canarias. Desde hace diez ejerce en la Escuela de Idiomas de Burgos.

fuente: DB