Máximo nivel. Durante toda la jornada en la estación de aforos de Castrovido duplicó el nivel alarma, que es de 132 m3
Botas de agua, ladrillos, cemento, despejar los bajos, la vista puesta en los ríos Arlanza y Ciruelos, pendientes de los teléfonos para conocer los informes de Palacios de la Sierra. Este es el resumen de la mañana y buena parte de la jornada de ayer para muchos vecinos de Salas de los Infantes y de la cuenca. Todos conocen perfectamente cómo se las gasta el Arlanza, pero confiaban en que la crecida del 2003 hubiera sido la última.
Palacios de la Sierra. El riesgo en la localidad es para las fábricas que se encuentran próximas al río
En su mente varios nombres, Narbona, Caballero, Palop, Gato… y por supuesto un sin fin de fechas, informes, medidas complementarias, anuncios de presupuestos, promesas incumplidas… «desde un principio nos han tomado por tontos» se quejaba un vecino de la calle de Filomena Huerta que conoce perfectamente el comportamiento del Arlanza.
Salas se despertó ayer con un Arlanza embravecido, debido a las persistentes lluvia y al deshielo registrado por la subida de temperaturas, y la estación de aforos de Castrovido registraba un caudal de 264 metros cúbicos por segundo, a la una del mediodía, cuando el nivel de alerta está fijado en 109 metros cúbicos por segundo y el de alarma en 132, lo que llevó a activar el protocolo de avenidas e inundaciones. La situación fue mejorando en Salas a medida que avanzaba la jornada y a las siete de la tarde el nivel era de 160 metros cúbicos por segundo, desplazándose la alerta hacia otras localidades de la cuenca.
Además de las quejas por el retraso en la construcción de la presa de Castrovido, los vecinos de Salas también criticaron las obras de la circunvalación de la carretera N 234 porque a su juicio, «los técnicos no tuvieron en cuenta el cauce del río y una posible crecida y las obras han creado un tapón importante», preocupación añadida «si el río se tapona a la altura de la circunvalación los niveles de la crecida pueden hacer historia», comentaban tras conocer que la carretera que une la N-234 con el pueblo de la Revilla ya estaba anegada.
El alcalde de la ciudad, Fernando Castaño, tampoco ocultó su disgusto por la situación y lamentó «la falta de información por parte del organismo de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) sobre los niveles de crecida, horarios, previsiones y alertas. Somos los propios ayuntamientos los que tenemos que llamar a la CHD para solicitar esa información». Al cierre de esta edición, a pesar de que los niveles del río seguían bajando, el personal de los servicios municipales seguía en alerta. Hasta Salas se trasladaron voluntarios de Cruz Roja, perfectamente equipados para cualquier eventualidad, y se incrementó la dotación de la Guardia Civil, «lo que es de agradecer», manifestó el alcalde, quien esperaba que no fuera necesaria su intervención.
Castaño, a la vez que lamentaba el retraso en la conclusión del pantano de Castrovido, reconocía que las actuaciones llevadas a cabo en el río Arlanza y sobre todo en el Ciruelos «han evitado males mayores, aunque hay pérdidas materiales en fincas y huertas, y los accesos a la pasarela peatonal han quedado inutilizados».
Más tranquilo se mostraba el alcalde de Palacios, Julio Munguía, quien apuntaba que en su localidad «no hay riesgo para la población, en estas situaciones puede entrar el agua en algunos bajos de las fábricas próxima al río, pero nunca se ha conocido que haya entrado en alguna casa» y, al igual que Castaño, se lamentó la falta de información por parte de la CHD, «me he informado de la situación a través de Protección Civil, no de la Confederación».
A las once de la mañana y con diez horas por delante para hacer frente a la avenida, el Ayuntamiento de Lerma y la Subdelegación del Gobierno, con los servicios de Protección Civil y de la Guardia Civil, activaron el protocolo de inundaciones. José Barrasa, alcalde de la Villa Ducal, reiteraba que, «hasta que no se haga la presa de Castrovido andaremos así».
Ayer el Arlanza volvió a dar muestras de su bravura y seguramente alguien deberá dar explicaciones, pero para muchos vecinos de Salas y de la cuenca «no habrá responsables, volveremos a oír hablar de reanudación de las obras de limpieza y adecuación del cauce y de nuevos plazos, confiemos que esta vez de verdad se cumplan. Pero la experiencia nos indica que el Arlanza aún puede dar alguna que otra sorpresa desagradable», sentenciaba una salense vecina de la calle Las Huertas.
La previsión es que hoy comiencen a bajar de nuevo las temperaturas y que se frene el deshielo, confiando en que el Arlanza y el Ciruelos vuelvan a su cauce.
Salas se despertó ayer con un Arlanza embravecido, debido a las persistentes lluvia y al deshielo registrado por la subida de temperaturas, y la estación de aforos de Castrovido registraba un caudal de 264 metros cúbicos por segundo, a la una del mediodía, cuando el nivel de alerta está fijado en 109 metros cúbicos por segundo y el de alarma en 132, lo que llevó a activar el protocolo de avenidas e inundaciones. La situación fue mejorando en Salas a medida que avanzaba la jornada y a las siete de la tarde el nivel era de 160 metros cúbicos por segundo, desplazándose la alerta hacia otras localidades de la cuenca.
Además de las quejas por el retraso en la construcción de la presa de Castrovido, los vecinos de Salas también criticaron las obras de la circunvalación de la carretera N 234 porque a su juicio, «los técnicos no tuvieron en cuenta el cauce del río y una posible crecida y las obras han creado un tapón importante», preocupación añadida «si el río se tapona a la altura de la circunvalación los niveles de la crecida pueden hacer historia», comentaban tras conocer que la carretera que une la N-234 con el pueblo de la Revilla ya estaba anegada.
El alcalde de la ciudad, Fernando Castaño, tampoco ocultó su disgusto por la situación y lamentó «la falta de información por parte del organismo de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) sobre los niveles de crecida, horarios, previsiones y alertas. Somos los propios ayuntamientos los que tenemos que llamar a la CHD para solicitar esa información». Al cierre de esta edición, a pesar de que los niveles del río seguían bajando, el personal de los servicios municipales seguía en alerta. Hasta Salas se trasladaron voluntarios de Cruz Roja, perfectamente equipados para cualquier eventualidad, y se incrementó la dotación de la Guardia Civil, «lo que es de agradecer», manifestó el alcalde, quien esperaba que no fuera necesaria su intervención.
Castaño, a la vez que lamentaba el retraso en la conclusión del pantano de Castrovido, reconocía que las actuaciones llevadas a cabo en el río Arlanza y sobre todo en el Ciruelos «han evitado males mayores, aunque hay pérdidas materiales en fincas y huertas, y los accesos a la pasarela peatonal han quedado inutilizados».
Más tranquilo se mostraba el alcalde de Palacios, Julio Munguía, quien apuntaba que en su localidad «no hay riesgo para la población, en estas situaciones puede entrar el agua en algunos bajos de las fábricas próxima al río, pero nunca se ha conocido que haya entrado en alguna casa» y, al igual que Castaño, se lamentó la falta de información por parte de la CHD, «me he informado de la situación a través de Protección Civil, no de la Confederación».
A las once de la mañana y con diez horas por delante para hacer frente a la avenida, el Ayuntamiento de Lerma y la Subdelegación del Gobierno, con los servicios de Protección Civil y de la Guardia Civil, activaron el protocolo de inundaciones. José Barrasa, alcalde de la Villa Ducal, reiteraba que, «hasta que no se haga la presa de Castrovido andaremos así».
Ayer el Arlanza volvió a dar muestras de su bravura y seguramente alguien deberá dar explicaciones, pero para muchos vecinos de Salas y de la cuenca «no habrá responsables, volveremos a oír hablar de reanudación de las obras de limpieza y adecuación del cauce y de nuevos plazos, confiemos que esta vez de verdad se cumplan. Pero la experiencia nos indica que el Arlanza aún puede dar alguna que otra sorpresa desagradable», sentenciaba una salense vecina de la calle Las Huertas.
La previsión es que hoy comiencen a bajar de nuevo las temperaturas y que se frene el deshielo, confiando en que el Arlanza y el Ciruelos vuelvan a su cauce.
Noticia extraida de: Dirario de Burgos