El Nueva York de los bosques en un paraíso terrenal

Tres puntos de partida y belleza infinita. Flora, fauna, aire puro. Un regalo de la naturaleza en el corazón de Montes Obarenes-San Zadornil. Es, simple y mágicamente, la Metrópoli Verde. También conocida, con todo el acierto del mundo, como el Nueva York de los bosques. A unos 100 kilómetros de Burgos capital y 50 de Vitoria, esta joya de Las Merindades deslumbra en cualquier época del año. Primavera, verano, otoño, invierno. Lo mismo da.   

Arroyo de San ZadornilVillafría de San Zardornil o San Zadornil a secas. Puertas de entrada hacia una urbe cuyos barrios se conforman tomando como referencia la agrupación de árboles de la misma especie, con calles donde no hay tráfico pero sí maravillosos cruces de caminos y con numerosas plazas en las que descansar, comer, charlar y embelesarse. A cada paso, a cada instante, el tiempo parece detenerse y da la sensación de que el paraíso terrenal existe. ¿Existe? Existe. 

Las rutas de la Metrópoli Verde cuentan con paneles explicativos.TOMÁS ALONSO

Puede que no haya tráfico, pero sí medios de transporte. Sostenibles, por supuesto. Está el coche de San Fernando: a pie o andando sin prisa alguna bajo un manto de colores que muy pocos paisajes son capaces de ofrecer. También la bicicleta, ideal para deportistas y aventureros de cualquier edad. Y el caballo, fiel compañero en esta fantástica andadura. Para trotar, al igual que en bici o a pata, cabe la posibilidad de concertar visitas guiadas -también para escolares- en la web oficial de La Metrópoli Verde

Resulta recomendable, antes de adentrarse en la ciudad, acudir al centro de recepción de visitantes de San Zadornil, capital -por cierto- del municipio de Jurisdicción de San Zadornil. Desde allí, con información de primera mano y la posibilidad de alquilar una bicicleta, el abanico de posibilidades es inmenso. Las señales marcan el camino, pero cada cual es libre de deambular a su antojo y disfrute. Lo que nadie debiera perderse, ya sea en una o varias incursiones, es cada una de las plazas: Membrulle, Los Barrerones, El Casumbo, Los Barrucales, La Resilla y El Ampo. Con fuentes y áreas recreativas a su alrededor, brillan en conjunto y por separado gracias a sus diferentes especies arbóreas. 

Villafría de San Zadornil.TOMÁS ALONSO

Otra cosa no, pero árboles… La Metrópoli Verde plantea un reto a sus visitantes. De lo que se trata, básicamente, es de conocer cómo se agrupan las especies en función de la forma de sus hojas. Las hay como agujas, como las escamas de un pez, como la punta de una lanza, lobuladas o más bien redondeadas. Y embellecen enebros, secuoyas gigantes, abetos, castaños, pinos resineros, abedules, acebos, tilos, majuelos y un largo etcétera.  

Está claro que la variedad cromática del paisaje enamora, pero nunca está de más hacerse una composición de lugar. Para ello, este singular enclave cuenta con cuatro miradores: el Panorámico, el de Peña Carrias, el del Valle y el Los Barrucales. Y si hablamos de patrimonio, más allá del natural propiamente dicho, la iglesia de San Saturnino en la capital constituye un claro ejemplo de la gran aportación del Románico a la vieja Castilla

El Refugio del Boj.TOMÁS ALONSO

Merece la pena, en definitiva, dejarse caer por el Nueva York de los bosques. Cuando sea, con quien sea; con amigos o en familia. Obarenes es un espectáculo en sí mismo y las rutas que ofrece esta Metrópoli son inolvidables. Si no lo conocen, ya va siendo hora de que paseen y vean. 

Fuente original: www.elcorreodeburgos.com