En Monterrubio de la Demanda apenas viven 16 personas durante el invierno pero esta semana habrá unas 285 en sus bellas casas de piedra, calcula el alcalde, Carlos Sainz. Ayer estuvieron a punto de tener que salir corriendo, muchos sin comer y con lo puesto, por el fuego que se declaró a las puertas del pueblo y que al cierre de esta edición había quemado ya más de 90 hectáreas, según las primeras estimaciones y a expensas de la evolución durante la noche.
El rápido y contundente despliegue de medios coordinado por la Junta de Castilla y León, con apoyo de efectivos de La Rioja y del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, contribuyó a la positiva evolución de la situación, que a las 19 horas empezaba a estar bajo control gracias a las numerosas pasadas de los dos aviones de carga en tierra con base en Agoncillo (ACT) y tres helicópteros con cesta, que cargaban en una charca de la cercana pedanía de Bezares y en el pantano de Mansilla, en la comunidad vecina.
El hasta ahora mayor y más peligroso incendio del verano en la provincia de Burgos comenzó al parecer por los trabajos de desbroce de un retén de la Junta de Castilla y León. Sus integrantes estaban con varias parejas de la Guardia Civil en un lateral del casco urbano, bajo la ladera en la que trabajaban los bomberos forestales, autobombas y bulldozers.
Trabajos de extinción ayer tarde en Monterrubio por tierra y aire. – Foto: Alberto Rodrigo
Los vecinos de Monterrubio no podían ocultar su disgusto con lo sucedido. «Cuando los he visto trabajando esta mañana he pensado, la van a liar», afirmaba Ramiro Camarero, que vio como muchos otros vecinos cómo el fuego comenzaba y saltaba un arroyo por el barranco. En esos primeros momentos, los responsables del operativo pensaron en desalojar el pueblo e incluso contactaron con los alcaldes de los alrededores para ver la disponibilidad de alojamiento, según confirma el de Barbadillo de Herreros, Javier Domínguez. Muchos habitantes de esta y otras poblaciones cercanas ofrecieron sus casas, aunque finalmente no hizo falta. «En estas situaciones, lo bonito es que todos los pueblos colaboran» apunta.
Los serranos que conocen y quieren su monte temían que en cualquier momento se desencadenase una situación como la de ayer. «Se veía venir», comentaban, por lo secos que están los pinares y la cantidad de maleza acumulada en ellos. «Esto se solucionaba con 2.000 cabras allí arriba pero, claro, no las hay, y además está el lobo», afirma Javier. «Ha habido suerte, mucha suerte», comentaba el regidor vestido con buzo, mientras observaba las descargas de los aviones. «Si sopla del norte, estamos todos desalojados», añade Jaime, aún con el susto en el cuerpo.
A las 19 horas bajó del monte una de las cuadrillas de bomberos forestales, sudorosos y extenuados por el esfuerzo y el intenso calor soportado durante horas de trabajo, además en fuerte pendiente, para recibir agua y avituallamiento. Desde la entrada a la localidad coordinaban la actuación los técnicos de Medio Ambiente, mientras el delegado territorial lo siguió desde el Centro Provincial de Mando.
En un primer momento fueron movilizados también los efectivos de la Brigada de Refuerzo enIncendios Forestales (Brif) con base en Lubia (Soria), que durmió en la zona, y posteriormente acudieron en apoyo sus compañeros de Daroca (Zaragoza).
El fuego comenzó a las 14.36 horas y la Delegación Territorial decretó a las 15.10 horas el nivel 1, ante la previsión de que las llamas afectaran a más de 30 hectáreas, como así ocurrió. Al anochecer, los medios aéreos se retiraron pero se quedaron allí los trabajadores de tierra. Para ese momento, el flanco izquierdo estaba completamente estabilizado y se perimetraba la zona con maquinaria pesada.
Fuente original: www.diariodeburgos.es