Palacios de la Sierra vivió con intensidad los carnavales, en los que la participación volvió a ser elevado y la animación hizo olvidar por unos días la cruda y, a veces, triste realidad de cada día.
Un año más los carnavales de Palacios de la Sierra han sido un auténtico éxito. Los palancianos se han volcado con las fiestas y han disfrutado pese a la crisis.
El alcalde, Julio Munguía, destaca que se ha vivido el Carnaval “con gran animación. Todo ha salido bien y las iniciativas tomadas han potenciado que haya más implicación”, relata.
La actualidad, como siempre, ha estado presente entre los disfraces, aunque los ‘clásicos’ (egipcios, brujas, vaqueros) nunca mueren. En esta ocasión causaron sensación un grupo de yonkis y la Duquesa de Alba, que hicieron a más de uno soltar la carcajada.
Los premios concedidos por el Ayuntamiento a los mejores disfraces recayeron en los faraones en la categoría de mayores, en los mimos entre los jóvenes y en los personajes de Peter Pan si hablamos de niños. También recibieron galardones las vencedoras del campeonato de tortillas, donde Nieves Fernández y la cubana Elisabeth fueron las triunfadoras.
En esta ocasión la climatología encima acompañó, lo que permitió disfrutar aún más de los actos. Las actuaciones musicales reunieron a multitud de personas disfrazadas en los salones del Ayuntamiento y la fiesta se prolongó hasta altas horas de la madrugada.
Como viene siendo habitual, además, las cuadrillas celebraron sus propias cenas y actos de celebración. También la preparación de los disfraces logró alegrar las tardes; las amas de casa, los jóvenes, las familias se reunían para maquillarse y vestirse entre carcajadas y los típicos comentarios: “mira cómo le sienta la falda a Fulanito”, “vaya, has engorado este año, no te entran los pantalones” o “te has pasado con el colorete” no pueden faltar en estas fechas.
Lamentablemente el martes concluyó el Carnaval. En Palacios de la Sierra, donde tanto se vive, ya se espera a la edición de 2010 con la ilusión de volver a pasar un buen rato con los amigos y los vecinos. mientras tanto nos pondremos el ‘disfraz’ de cada día y volveremos a nuestro puesto de trabajo y a nuestra vida normal esperando poder convertirnos en breve otra vez en lo que más nos apetezca.