Hace cientos de años la necesidad de crear un sistema de gestión entre los municipios que compartían un gran espacio de terreno, de cuyos recursos vivía la población foránea, dio a luz a diversas entidades gestoras. Una de ellas es la que hoy conocemos como Junta de Ledanías, si bien la historia está plagada de matices y variantes. En la actualidad este sistema de administración se encuentra ‘obsoleto’ según muchos de sus integrantes, en tanto y cuando los municipios que lo conforman van disgregando sus cotos de caza del conjunto de Ledanías, entre otros conflictos por los aprovechamientos.
De esta forma, la localidad de Hacinas siempre ha contado con su propio espacio cinegético, además de poder realizar batidas en el espacio que le corresponde, previo permiso del órgano gestor.
Según datos de la Junta del año 2006, a este municipio le correspondía unas 1.328,5 hectáreas (has.) del coto de Ledanías, lo mismo que a Castrillo. A Palacios unas 442 has., a Monasterio poco más de 190 has. y a Salas de los Infantes, que ‘hereda’ el espacio de Concejo de Arriba (Arroyo de Salas, Terrazas y Castrovido), casi 2.500 has.
El Club Deportivo de Cazadores de Salas es el adjudicatario del coto de Ledanías y trabaja para que “todos los hermanos de Ledanías puedan cazar en los terrenos”, dice su presidente, Ángel Martínez.
A pesar de esta tendencia a la unión, la realidad es que la Junta se ha visto envuelta en diversos pleitos judiciales, iniciados por los Ayuntamientos que conforman Ledanías, como es el caso de Palacios de la Sierra o Castrillo de la Reina. El primero centra sus quejas en la falta de voz y voto de este municipio en las decisiones que se toman en la entidad y que afectan al territorio en el cual es co-propietario de una quinta parte del terreno. Como ya publicó este periódico, los ediles palancianos se quejaron, además, de la falta de diálogo con la Junta de Ledanías.
Voz y voto. “Lo único que pedimos es poder decidir en la parte que nos corresponde. Tenemos una parte del terreno pero no podemos decidir sobre ella. Por eso presentamos el recurso contencioso administrativo”, comenta el alcalde de Palacios, Julio Munguía.
En términos similares se encuentra la Corporación de Castrillo, que ha recibido, hace unos días, la resolución del recurso de apelación presentado por la Administración local en el juzgado de la capital burgalesa.
La polémica con Castrillo comienza con su escisión de Ledanías, en cuanto a gestión cinegética. Según los cazadores salenses, esta Corporación no les permitió cazar en su espacio, cosa que no niegan los castrillenses, pero añaden en el recurso que no han “resuelto el contrato con la asociación de cazadores de Salas de forma caprichosa o indebida, sino en razón del impago de rentas adeudadas”.
Para solucionar el conflicto, la Junta de Ledanías acordó que el espacio de coto común, dejara de estar anexionado al coto de Castrillo y pasase al salense. Esta conclusión contó con los votos de Salas y del Concejo de Arriba. Castrillo y Monasterio de la Sierra se opusieron y Hacinas se abstuvo. Así se estableció el coto de caza Salas-Ledanías.
Buenas intenciones. “Ahora que el juzgado ha desestimado el recurso esperamos que los cazadores de Castrillo se incorporen al coto para disfrutar más de la caza, siendo más fuertes y recuperando relaciones de amistad que se habían perdido”, desea el presidente del club deportivo cinegético salense.
El último municipio en iniciar su escisión de Ledanías para gestionar su propio coto desde el Ayuntamiento ha sido el de Monasterio. Explica Jesús María Esteban, alcalde, que “hemos decidido constituir un coto para tener cartas con las que poder jugar la partida. Éramos los únicos que no podíamos elegir, ni decidir sobre la caza en Ledanías. Estamos condicionados a coger lo que nos den porque nuestro territorio está rodeado por Ledanías y para poder decidir tenemos que acotar nuestro terreno”.
Otro de los motivos que llevan a este Consistorio a crear su propio espacio cinegético es el de los ingresos por la caza.
“Hasta el año 2006 ingresábamos unos 15.000 euros, pero ese año se firmó un acuerdo ratificado por el director técnico de la Junta de Castilla y León por el que nuestros ingresos se han reducido a la mitad. Por esta nueva realidad esperamos recuperar los recursos perdidos en la reserva de caza con el nuevo coto”, asevera el primer edil monasteriano.
Al respecto, en los últimos años en Salas se han ingresado 25.000 euros en conceptos cinegéticos, 8.000 euros en Monasterio y algo menos en Hacinas y Castrillo.
Pero el asunto de Monasterio no está resuelto, en la creación del coto se han encontrado con el primer escollo: “estamos teniendo problemas porque en Ledanías dicen que el acotado que hemos hecho coge parte del terreno común”. Según el presidente de la Junta de Ledanías y alcalde de Salas, Fernando Castaño, “hay parcelas de Ledanías y eso se hablará en la próxima reunión. Monasterio tiene el derecho legítimo de gestionar su coto”.
No obstante, los trámites siguen adelante y, en breve, esta localidad adjudicará su coto al mejor postor. Desde el club cinegético de Salas, Ángel Martínez añade sobre esto que “el problema que surge a veces es que se adjudican los cotos a particulares con ánimo de lucro y lo que hacen es esquilmar el coto. A los cuatro años cuando se van no han dejado nada”.
Coto único. En todo caso, la realidad es que el coto de Ledanías va segregándose en porciones, a pesar de que el objetivo de Fernando Castaño y su equipo en la Junta, es el de crear un coto único. “Conforme se vayan acabando los contratos de arrendamientos se irá creando un gran y único coto, como había antes. No podemos luchar contra las autoridades municipales, pero nuestros trabajos van en dirección contraria”.
Sin embargo, pese a la intención de aunar fuerzas en Ledanías, la opinión de los representantes locales sobre la situación no es muy alentadora. El alcalde de Monasterio de la Sierra apunta que “la mejor opción para cazar en los terrenos comunes será la que se decida en una reunión de la Junta. Nos tendremos que reunir, escuchar y aportar ideas, pedir opinión a otros interesados y ponernos a trabajar. Tenemos recursos y medios, solo hace falta voluntad de querer llegar a acuerdos”.
Munguía, primer edil de Palacios, es más claro es su opinión: “acuso de inoperatividad a la Junta de Ledanías y a su presidente. Están paralizando Ledanías porque el presidente no resuelve ni tiene talante mediador; pero que decida el juzgado”.
De esta forma, la actividad cinegética en Ledanías en la actualidad no es fácil. Si hace unos años Salas y Castrillo dirigían el coto como sociedad única, tras Hacinas, fueron los castrillenses y ahora Monasterio los que decidieron alejarse de sus ‘hermanos’. La familia está dividida y los ánimos caldeados; la unión que representa Ledanías peligra ahora con tanto conflicto, aunque desde la junta gestora subrayan que se trabaja para unir todos los municipios en torno a un mismo espacio cinegético.
Y además, la crisis
Entre recurso y demanda, la actividad cinegética de los cotos municipales y el de Ledanías disminuye a razón del descenso económico nacional. La crisis ha afectado a la caza en la comarca y mucho. Dice Ángel Martín, presidente del Club Deportivo de Caza salense que “en zonas de la Reserva quedaron batidas desiertas, nadie pujó. Muchos socios se quitan por no poder asumir la cuota. Hay otros socios que se dividen la cuota anual en mensualidades para poder hacer frente y todo se nota”. Esta situación es extensible a toda la comarca, ya que en Pinares-Soria también han notado el descenso en cuanto a la demanda de servicios cinegéticos en los cotos pinariegos.
Hay que informar que una cuota anual para un cazador de la zona puede alcanzar los 600 euros, como en la localidad salense.
fuente: LVP