La realización de una prospección arqueológica en el valle alto del río Arlanza descubre nuevos yacimientos paleolíticos que permitirán estudiar cómo se movían los grupos humanos entre este valle y la sierra de Atapuerca, según informa la Fundación Atapuerca. La semana pasada se llevó a cabo una prospección arqueológica en el tramo del Arlanza que discurre entre Salas de los Infantes y Hortigüela, ambos en la provincia de Burgos. El objetivo de este nuevo proyecto de investigación, denominado Cota 1.000, consiste en localizar nuevos yacimientos arqueológicos de más de medio millón de años.
El nombre del proyecto hace alusión a la altitud en la que se ha trabajado, ya que es en torno a esta cota donde se pueden conservar depósitos geológicos de esta cronología que alberguen en su interior las herramientas de piedra fabricadas por los primeros grupos humanos que ocuparon este territorio.
En esta primera campaña de prospección se ha trabajado en los municipios de Salas de los Infantes, Hortigüela, La Revilla y Contreras y en ella ha participado un equipo de arqueólogos, arqueólogas y estudiantes de Prehistoria de la Universidad de Burgos (UBU). El trabajo de campo ha consistido primeramente en localizar y seleccionar los puntos susceptibles de contener depósitos de más de millón de años. Seguidamente se ha realizado una visita a dichos lugares donde se ha llevado a cabo una batida del lugar que ha permitido verificar si realmente había restos de herramientas de piedra.
Lasca de cuarcita. – Foto: DB
En total se han descubierto media docena de lugares en los que se han recuperado una colección de un centenar de herramientas de piedra. De todos los lugares descubiertos destaca el nuevo yacimiento de La Revilla, situado al noroeste de la localidad de Hortigüela. En este lugar se ha llevado a cabo un sondeo arqueológico de ocho metros cuadrados y una profundidad de dos metros y medio, donde se han hallado una docena de herramientas de piedra de cuarcita y cuarzo.
El análisis inicial de estas piezas arqueológicas apunta a una forma de talla antigua que se conoce como «achelense» o «modo tecnológico II». Esta tecnología aparece a la península Ibérica hace algo más de medio millón de años y está muy bien documentada en el cercano yacimiento de La Revilleja de Valparaiso (Hortigüela) o en el yacimiento de Galería de la sierra de Atapuerca. El estudio de estos nuevos yacimientos del valle del Arlanza permitirá modelizar los movimientos realizados por los primeros grupos humanos que ocuparon este tramo del río y relacionarlos con los yacimientos de la sierra de Atapuerca de esta cronología.
En palabras del codirector del proyecto, Eudald Carbonell, «durante el Paleolítico los ríos Arlanza y Arlanzón funcionaron como auténticas autopistas por las que se desplazaban continuamente los grupos humanos en su camino hacia la sierra de Atapuerca. Por lo tanto, el estudio de estos nuevos yacimientos será clave para entender cómo se produjeron las primeras llegadas de estos grupos cazadores y recolectores a este lugar de Europa occidental». Del mismo modo, el análisis del conjunto de herramientas líticas permitirá comprender cómo era su tecnología y qué estrategias desarrollaron estos grupos humanos para gestionar este territorio.
El equipo de Cota 1.000. – Foto: DB
El desarrollo del nuevo proyecto Cota 1.000 da continuidad de la excavación del yacimiento de ‘La Revilleja de Valparaiso’ (Hortigüela) realizada por este mismo equipo en los años 2021 y 2022. En esta excavación se documentó una importante colección de herramientas líticas de hace medio millón de años. Por su parte, el nuevo proyecto Cota 1.000 permitirá profundizar cronológicamente y entender cómo evolucionó la tecnología de los primeros grupos humanos que llegaron a este tramo del río Arlanza.
Estos trabajos de prospección han sido dirigidas por Eudald Carbonell, catedrático de Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili, profesor colaborador honorífico en la Universidad de Burgos y vicepresidente de la Fundación Atapuerca; Marta Santamaría, beneficiaria de una ayuda económica para investigación de la Fundación Atapuerca; Marta Navazo, profesora titular de Prehistoria de la Universidad de Burgos; Alfonso Benito, investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana; y Rodrigo Alonso, del Museo de la Evolución Humana-Universidad de Burgos.
Esta intervención arqueológica, organizada por la Fundación Atapuerca y la Universidad de Burgos, ha sido posible gracias a la colaboración del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León, los ayuntamientos de Hortigüela, Cascajares de la Sierra, Barbadillo del Mercado, Contreras, La Revilla y Salas de los Infantes.
Fuente original: www.diariodeburgos.es