Alejandro Yagüe, nacido en Palacios de la Sierra en 1947, es uno de los compositores musicales más prestigiosos nacionales e internacionales. Logró su formación musical en el Conservatorio de Madrid, la Accademia Santa Cecilia de Roma y la Musikhochschule de Colonia y cuenta con múltiples premios a sus espaldas y una interminable lista de composiciones. Además, es catedrático Numérico de Composición del Conservatorio Superior de Salamanca. En resumen, un maestro de la composición y un auténtico referente.
Aunque se marchó pronto, junto a su familia, de Palacios, sigue manteniendo un gran aprecio por la tierra que le vio nacer, por lo que cuando recibió una llamada desde el Ayuntamiento para nombrarle pregonero sintió una gran alegría.
Su currículum es extenso, imposible de memorizar. Hay quienes afirman que lo más importante en un músico, o en cualquier tipo de artista, es la inspiración. Otros dicen que las ideas le surgen trabajando duro. ¿En qué lugar se posiciona Alejandro Yagüe?
Hoy día, hay mucha competencia en todos los campos de la actividad artística musical. La inspiración siempre surge de un trabajo constante. Los vagos nunca están inspirados. Una idea musical no viene de repente, y para eso hay que ser muy perseverante.
Cómo disfruta más, ¿componiendo o dirigiendo?
La actividad compositiva, la creativa, es la actividad que queda para siempre. Son dos actividades distintas, y hoy hay que especializarse. Mi especialidad es la composición.
¿Y como alumno o como maestro?
Mi actividad dentro del campo compositivo abarca un apartado de docencia de la que me siento muy satisfecho. En estos momentos llevo la cátedra de composición del Conservatorio Superior de Castilla y León, en Salamanca, y por lo tanto, la máxima responsabilidad en el campo creativo musical de esta región.
¿Cuál fue su gran maestro en sus años de formación? ¿Y su mayor referente?
No ha habido uno sólo, sino varios, pero digamos que el maestro Goffredo Petrassi, en la Accademia Santa Cecilia, de Roma, marcó para mí un nuevo camino estético.
Ha recibido multitud de encargos en su dilatada trayectoria, ¿alguna vez ha dicho no a alguna propuesta? ¿Se ha arrepentido?
Ha habido algún encargo al que me he negado y no me he arrepentido de ello porque siempre ha habido una meditación previa sobre esa decisión.
¿Se siente valorado en la justa medida de sus méritos?
Doy más importancia a la valoración que tengan sobre mí los buenos músicos, que a la popularidad que pueda tener (que no es tanta) entre la gente.
¿Es realidad, en su caso, eso de que es muy complicado ser profeta en su tierra?
Mi familia se trasladó desde Palacios de la Sierra a Santa Cruz de Juarros cuando yo tenía solo tres años. Por otra parte, el mundo de la música que podemos llamar ‘seria’, nunca es popular. Hay que destacar fuera de tu tierra para que te valoren en tu casa. Siempre se te valorará más en tu familia cuando más te valoren tus vecinos. Eso es lógico.
¿Existen, en el siglo XXI, posibilidades reales en el mundo rural y en las pequeñas ciudades para que un músico desarrolle sus cualidades? Lo digo porque usted tuvo que emigrar a Madrid, Roma, Colonia… para lograr una completa formación.
Quienes nacen dentro de familias de músicos y en grandes ciudades tienen muchas más facilidades. Y la diferencia es enorme. Esto es muy importante conocerlo. Si miras el currículum de los músicos españoles, la inmensa mayoría ha nacido en Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao… o en grandes pueblos con banda de música, con coros, con grupos de ballet, etcétera o son hijos de músicos. Cuando yo digo que he nacido en Palacios, que es un pueblo de Burgos, que yo vi un coro por primera vez a los diez años, que además vi una orquesta por primera vez a los dieciocho años, que además en mi familia no querían que fuese músico ni estudiase música, que además previamente tuve que hacer la carrera de Magisterio con sus oposiciones incluidas, que para comprarme un piano tuve que pasar infinidad de anécdotas, la gente empieza a alucinar. Mi currículum no encaja con el de ningún otro músico español. De eso me siento muy orgulloso.
¿Qué vinculación mantiene con Palacios de la Sierra?
Tengo gente conocida que en su día tenían amistad con mi familia y además tengo buenos amigos que me mantienen informado.
¿Qué sintió cuando le nombraron pregonero?
Un gran honor.
¿Lo vive como un orgullo o como una responsabilidad?
Como las dos cosas.
En muchas ocasiones los artistas afirman que ‘cambiar de escenario’ les amilana, ¿Cree que sufrirá miedo escénico cuando tenga que dirigirse a su pueblo no como director de orquesta, sino como pregonero?
La labor de pregonero en Palacios es muy sencillo. Lo que realmente le pone a uno nervioso, con pánico escénico, es dirigir de memoria una composición propia teniendo delante a un centenar de intérpretes.
Y para concluir, un deseo para los palancianos…
Que pasen un feliz verano y que sigan conservando la forma de ser que nos distingue del resto de los burgaleses.
fuente: LVP