Castrovido se desborda

castrovido--644x362El embalse de Castrovido va camino de convertirse en una de las obras de ingeniería hidráulica más cuantiosa en tiempo y dinero. Un proyecto que comenzó su andadura administrativa en el siglo pasado —en 1999 todavía se estaba redactando el proyecto—, mira ya al horizonte de 2014, aunque todo dependerá de que no surjan nuevas complicaciones técnicas o políticas. Y en cuanto al presupuesto, del último conocido de 71 millones se ha pasado a 157. Dos modificaciones sustanciales cuyo anuncio adelantado por parte del director de la obra le costó el puesto a la directora técnica de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), Liana Ardiles.

Las dificultades técnicas con las que se ha encontrado la ejecución de las obras han provocado ya tres modificaciones en el proyecto inicial, con el consiguiente añadido de presupuesto. La última conocida se produjo la pasada semana, cuando se incrementó el gasto en 95 millones de euros con el objetivo de aumentar la seguridad de la presa «mediante la redefinición de la cimentación para darle una mayor profundidad y mayor pendiente». Unas actuaciones que ya se están realizando, aunque la modificación presupuestaria sea reciente, según señaló el propio responsable de la obra. También el presidente de la Comisión de Seguimiento de Castrovido ha reconocido que las obras van a buen ritmo y podrían haber alcanzado ya el 50 por ciento de su ejecución.

Demasiadas dudas

Sin embargo, es este último modificado —que se traduce además en un nuevo retraso con el objetivo puesto ya en 2014— el que ha sembrado las dudas sobre la financiación del embalse burgalés. De hecho, el PP de Burgos ya ha anunciado, en boca de su presidente y senador César Rico, una batería de preguntas sobre los pagos que ha realizado la Administración central de esta obra. El hecho de que el modificado —95 millones más— duplique el presupuesto inicial, resulta difícil de comprender, lo que ha llevado a los populares a cuestionar la legalidad de esta decisión.

Es más, según los expertos técnicos consultados por ABC, es extraño por excesivo el incremento del presupuesto de la obra superior al cien por cien, como también aseguraron que la redacción del proyecto no fue la más correcta, dado que las características del suelo, con piedra de fácil fragmentación, debería haber sido descubierta durante los estudios que se realizan al terreno previos al proyecto. En este sentido, explican que si el modificado habla de excavar 194.000 metros cúbicos de terreno, que se sumarían a los 370.000 previstos, y de utilizar 148.000 metros cúbicos de hormigón, hasta un total de 781.000, con estas cifras se podría justificar un aumento de un tercio del presupuesto, dado que la excavación se aumenta en más de la mitad y el hormigón en una cuarta parte. El resto de mejoras, como pueden ser los encofrados, la sujeción de las laderas o los nuevos mecanismos de medición de la presa, también supondrían un aumento del gasto, pero resulta difícil llegar hasta ese 120 por ciento que se ha producido.

A vueltas con la cota

Pero no son las cifras del presupuesto las únicas que se han quedado por el camino. La capacidad del propio embalse y la altura de la presa también fueron modificadas sustancialmente tras la llegada al Gobierno de la nación del PSOE en 2004. De esta forma, cuando nace el primer proyecto serio de Castrovido, en la década de los 80, el embalse surge con una cota de presa de 1.053 metros y una capacidad de 111 hectómetros de agua embalsada que, sin embargo, no pasó la declaración de impacto ambiental, por lo que la cota se redujo a los 1.034 metros y con ella su capacidad, hasta los 82 hectómetros cúbicos.

Una de las razones para llevar a cabo esta modificación era la proximidad de la cola del embalse a Palacios de la Sierra lo que, según la Declaración de Impacto Ambiental, originaría un impacto negativo en el paisaje tanto urbano como periurbano.

Y así estaban las cosas cuando se colocó la primera piedra del embalse, en febrero de 2004, bajo el Gobierno de España del Partido Popular. Para entonces, las continuas inundaciones de los municipios de la comarca del Arlanza, como Palacios de la Sierra o Salas de los Infantes, habían puesto ya en pie de guerra a sus habitantes, conscientes de que un embalse era la única forma de regular el río y evitar los estragos que causa a su paso por los municipios ribereños y, al mismo tiempo, garantizar el riego de 6.000 hectáreas y el abastecimiento de los habitantes de la comarca baja del Arlanza, unas 30.000 personas. FCC fue la empresa adjudicataria de la obra, con un presupuesto de 76 millones de euros y un plazo de ejecución de 42 meses, de forma que Castrovido tendría que estar terminado en 2007.

Pero con la llegada del PSOE al Gobierno de la nación en mayo de 2004, llegó también un cambio de la política medioambiental, contraria a los embalses, por lo que inmediatamente se anunció la reducción de la capacidad de Castrovido para minimizar sus efectos y porque, a su juicio, «estaba sobredimensionado». Se elaboró entonces un nuevo proyecto que reducía significativamente las cifras iniciales, de forma que la «cota» cae hasta los 42 metros y la capacidad del embalse a los 1.034 metros. Lo que no se redujo fue el presupuesto, pero sí las obras, que acabaron por paralizarse a la espera de que el Ministerio de Cristina Narbona redefiniese el nuevo proyecto.

Por el camino se quedaron los técnicos responsables del proyecto, desde el propio redactor al director de obra e, incluso, varios altos cargos del Ministerio que no quisieron asumir las «rebajas» de Castrovido.

Lo cierto es que con las nuevas características del embalse se comienza a cuestionar su finalidad, es decir, si su capacidad es suficiente como para garantizar tanto el abastecimiento a la población como el regadío y, sobre todo, si es capaz de acabar con las temidas inundaciones del Arlanza.

Sin embargo, el proyecto incorporó un nuevo elemento, la llamada presa de cola, con unas dimensiones de 12 metros de altura y 100 de anchura y un presupuesto de cinco millones de euros, que inundará la zona de la que se van a extraer los áridos para la construcción de embalse. Ésta era una de las tres alternativas que el organismo de cuenca barajaba para poder disponer de los áridos que permitan la construcción del muro del embalse. Áridos que, por cierto, se han incrementado notablemente, según el último modificado aprobado por el Ministerio, como también se ha incrementado el presupuesto que, a pesar de las continuas rebajas de cota y capacidad, ha ido en aumento hasta llegar actualmente a los 157 millones de euros.

Con estos «mimbres», las obras se retomaron en marzo de 2006 con el objetivo puesto en 2009, —ahora será 2013— y un presupuesto de 71 millones de euros, que, de momento, ha pasado a 157 millones.

Dos «reajustes» cuyo anuncio costó el puesto, aunque indirectamente, a la directora técnica de la CHD, Liana Ardiles, que no quiso cesar al director de obra José Ignacio Díaz-Caneja, precisamente por hacer públicos estos datos durante una conferencia que pronunció en Burgos. En cualquier caso, no parece que la CHD esté en condiciones de prescindir de profesionales ingenieros, como es el caso, más aún si se tiene en cuenta que ya lo destituyó en 2007, por no estar de acuerdo con las modificaciones del proyecto, aunque años después volvió a su puesto, además de por su capacidad y aptitud profesional, porque, según reconocen fuentes del organismo de cuenca, no hay en la CHD profesionales suficientes para dirigir las actuaciones de la cuenca.

 

fuente : ABC