La ganadería afronta su continuidad en Pinares con incertidumbre

La ganadería pasa por un mal momento en Pinares, sobre todo en la cría de ovino. Cada vez menos animales pastan en los montes, mientras los pocos criadores que resisten se reconocen bastante cansados de luchar. Los cambios que este sector productivo ha sufrido las últimas décadas han dejado una huella imborrable. En la actualidad existen en la comarca un total de 12.956 vacas y poco más de 58.000 ovejas, una cantidad esta última que mantiene una vertiginosa caída.


Desde los servicios oficiales de Agricultura y Ganadería de la Junta, así como los propios empresarios coinciden en señalar los tres motivos principales por lo que la cría de ovejas “acabará desapareciendo. Ahora mismo se encuentra en una situación de incertidumbre”, asevera Segundo Izquierdo, coordinador veterinario del servicio comarcal de Agricultura y Ganadería de Salas de los Infantes. Uno de las razones es el bajo precio que se paga por los animales. La diferencia entre lo que el criador recibe por un cordero al precio de venta al consumidor es muy alta, consiguiendo que los ganaderos apenas cubran gastos y no haya jóvenes dispuestos a coger el testigo.

Otra traba en el futuro de la cría de ovino es el desacoplamiento de las ayudas que este sector recibe desde Europa. Hasta ahora se recibían primas por número de animales, ahora y hasta el año 2013, los empresarios cobrarán en función de unos derechos adquiridos fijados en función, por ejemplo, de las hectáreas de pasto que tengan. De esta forma, muchos optarán por deshacerse de los animales y continuar cobrando. “En 2013 no se sabe qué pasará”, continúa Izquierdo.

El desmesurado coste, tanto humano como material, que la cría de ovejas requiere es otro de los factores contrarios a la pervivencia de esta ganadería. Además hay que tener en cuenta las jubilaciones sin jóvenes interesados en mantener el oficio en Pinares o las dificultades existentes para crear una nueva explotación ganadera en la zona, como con los aprovechamientos de pastos. Con las vacas el descenso no es tan abrupto. Si bien el número de explotaciones ha disminuido los últimos años, las existentes han ido aumentando su cabaña.

El caso de la cría de vacas es distinto, según fuentes de la Junta y los propios ganaderos. De momento se mantienen aunque también se enfrentan a problemas de precios, pastos e invasiones de sus animales en carreteras.

Unión y calidad. Pocas alternativas parece haber para el ganadero en Pinares, sobre todo al dedicado al ovino, sin embargo existen formas de abaratar los costes, asegurar la venta y, sobre todo, aumentar el precio. Todas ellas pasan por la unión de los ganaderos en asociaciones con, al menos, cabañas de nueve mil a diez mi animales en el caso de las ovejas y bastantes menos en el caso del vacuno.

De esta forma se accede, por un lado, a las diversas ayudas existentes, como la que ofrece la Junta de Castilla y León para la contratación de un servicio veterinario que se encargue de los controles de los animales, formando una Agrupación de Defensa Sanitaria (ADS). Por otra parte, se puede impulsar una marca de calidad que defina la especie que se cría, su alimentación y el control en general del animal. De este modo, “se puede producir un producto homogéneo. En esta zona la producción es prácticamente ecológica y es una zona idónea para desarrollar una marca de calidad”, continúa el coordinador veterinario del servicio salense.

Esta iniciativa ya existe en la Sierra de la Demanda, para la carne de vacuno. Hace siete años que se creó la asociación que gestiona la marca, con la colaboración de Agalsa, pero tal y como explica el presidente, Ángel Alegre, “se jubilaron muchos ganaderos y otros lo cerraron por la crisis y el descenso de precio. L asociación se mantiene pero no hay actividad; la marca está congelada. Ahora parece que la cooperativa ganadera de Pinilla de los Barruecos se ha animado a entrar, pero lo caro de la marca de calidad es que los costes se disparan”.

Del campo a la mesa. Una de las cosas que diferencian, además del precio, la carne de ganado europeo respecto a la de otros paises son las medidas sanitarias que se imponen desde la cría del animal hasta llegar al consumo humano. Durante su producción se les realizan diversas pruebas para descartar enfermedades zoonósicas (transmisibles al hombre), como la campaña iniciada el 15 de marzo de saneamiento Ganadero de rumiantes. Castilla y León es una de las comunidades más ‘sanas’ del país.

Del matadero a la carnicería, las piezas todavía pasarán más pruebas veterinarias, antes y después de morir para asegurar la Salud Pública y la Seguridad Alimentaria. Estos controles incrementan el coste, si bien a un criador de ovejas se le está pagando por cada cordero entre 26 y 36 euros. Destaca también, entre los problemas de la ganadería ovina, la competencia de precios de carne llegada de paises terceros, es decir, externos a la Unión Europea.

Pero no sólo se crían vacas y ovejas en la comarca de Pinares. La apicultura le sigue a la zaga en cuanto a número de piezas. En la zona de Soria, según datos de la Unidad Veterinaria de San Leonardo y de Soria (Covaleda, Duruelo y Vinuesa), existen, además, ganadería de aves, en Abejar; de caballos; de cabras, la explotación más numerosa está en Cantalucia de Talveila; de cerdos con 47 cabezas en Guijosa y en breve se criarán caracoles en Silos.

“Te tienen que gustar las ovejas, es un trabajo sacrificado y ya no es rentable”

Justo Medina Medina habla de lo que sabe. Lleva toda la vida criando ovejas en Palacios de la Sierra. A sus 60 años mira el futuro de su oficio con pesimismo. “Al final terminarán con la ganadería ovina. Al entrar en la Comunidad Económica Europea empezaron a bajar las ovejas. Con las ayudas entró al sector gente que quería tener muchas piezas sin importarles el producto. Antes el ganadero lo era para explotar al animal, ahora por las subvenciones”. Dice este ganadero palanciano que “al que no entiende este mundo no le gusta. Para trabajar en esto te tiene que gustar. Es muy sacrificado y requiere muchas horas todos los días y ya no sale rentable. Si ahora vendiera todas mis ovejas (400 piezas) no tendría ni para comprarme un coche”, compara Justo mientras se ocupa de una oveja y el cordero que acaba de parir. Ahora el lechazo no lo pagan a más de 36 euros, a 60 en Navidad si hay suerte. “La solución no es fácil porque nuevos no entrarán, como mucho hijos de ganaderos pero nadie quiere un trabajo tan esclavo con tan poca rentabilidad. Se exigen muchas condiciones y, al final, la oveja desaparecerá de la zona. Con las vacas es mejor”, dice el ganadero. Y de guinda: los ataques de lobos no cesan-

 

fuente: LVP